Jaume Miquel. Cualquier empresa tiene un doble objetivo: impactar en empleados, inversores, clientes y proveedores, y dejar una huella positiva. Lo difícil es lograr que todos los implicados tengan un motivo para hacerlo. Por eso, no tenemos sólo una palanca para motivar a los empleados, sino muchas. Ignacio Sierra. Las acciones con mayor 'engagement' en nuestro equipo son las de voluntariado, como Involucrados. Y en cada una de las marcas, las mejor acogidas son las coherentes con su espíritu: en Women'secret, la salud de las mujeres engancha a equipos y clientas; en Springfield, la naturaleza... J.M. En Tendam, nos une una visión sobre el tipo de moda que queremos hacer: atemporal, de calidad, que perviva. También nos une la forma de ser de la compañía: aquí hay exigencia y presión, pero también recompensa y transparencia. Las puertas siempre están abiertas y eso hace que el ambiente sea bueno. Y nuestro abanico de proyectos de impacto social ayuda a que cada uno pueda dejar su huella. «Fidelizar a los equipos es una tensión que todas las compañías sufrimos» Jaume Miquel I.S. Gracias a nuestra diversidad, tenemos empleados que vivieron la era anterior a la 'fast fashion', en la que se respetaba el producto y la calidad; otros que se han desarrollado durante la eclosión de este fenómeno; y jóvenes con un concepto de moda lenta, que vuelven a sentir respeto por la prenda. Esa diversidad hace que nuestro espíritu no sea impostado, surge de una continuidad, de un ADN propio. J.M. Nuestras 12 marcas nos ayudan a respetar esa diversidad. Sus proyectos de impacto social contribuyen a que los empleados expresen su individualidad. Uno de los más bonitos es el de Women'secret y la fundación Dexeus, que desarrolla prendas íntimas para mujeres con cáncer de mama. Partió de un grupo de diseñadoras que tenían amigas que se habían curado del cáncer, pero que no lo habían superado psicológicamente al no encontrar prendas adecuadas. Yo era entonces director general y sólo tuve que gestionar los recursos, pero lo importante, la idea, vino de ellas. Y nuestra cultura permite que esas ideas fluyan. I.S. Pero para ello también debe haber buen ambiente. Intentamos fomentarlo con diferentes acciones, como que un director general comparta actividad con alguien que empieza su carrera. «Alguien que empieza tiene por delante todo un mundo de oportunidades» Ignacio Sierra J.M. El mundo es tan diverso como los clientes: a unos les gusta el lujo, otros adoran llevar lo último, hay quien prefiere la moda barata, otros eligen productos 100% sostenibles... Nos sentimos cómodos con una moda perdurable, algo que compartimos con muchos jóvenes, también con nuestros empleados. El reto es encantarlos y retenerlos con ilusión, porque sólo lo económico ya no funciona. La gente aspira a un salario emocional: la flexibilidad, el respeto a la diversidad, el trato justo, el ambiente... o que puedan hacer un plan de carrera, sobre todo de los 25 a los 35 años. I.S. Puedes empezar en una tienda y acabar en un CRM; o estar en un outlet y terminar como country manager en un país emergente. Alguien que empieza tiene por delante todo un mundo de oportunidades. J.M. Retener a los equipos es lo más complicado, sobre todo a las nuevas generaciones. Es una tensión que todas las compañías sufrimos. I.S. Que fuera de Tendam sepan que se trabaja bien también es útil para fidelizar talento. Si los empleados estuvieran descontentos o no tuvieran un itinerario formativo y la oportunidad de adaptar su perfil, se marcharían antes. Aquí se construyen como profesionales. J.M. Poner lo colectivo por encima de lo individual, con un modelo de negocio diferenciado en el que el producto se complementa con activos emocionales, funciona. Las empresas somos importantes en el contexto económico y en el social. La única forma de que la sociedad perviva es que tengamos un rol más importante y utilizar nuestro principal activo, los colaboradores, para impactar. Que este recurso fluya es relevante para la sociedad, pero también para la compañía, porque genera cohesión. Y ahí no hay que tener miedo.
