China ha iniciado una investigación antidumping sobre las importaciones de carne de cerdo y productos porcinos procedentes de la Unión Europea, según informó el lunes su Ministerio de Comercio. Esta medida - que parece dirigida principalmente a España, Países Bajos, Francia y Dinamarca - se produce poco después de que el bloque anunciara su intención de imponer aranceles adicionales a los vehículos eléctricos con batería fabricados en el país asiático. Con ello Pekín se ha hecho eco de las acusaciones de «exceso de capacidad» y subvenciones formuladas recientemente por dirigentes occidentales.
La apertura de esta investigación es una respuesta directa a la decisión tomada el 12 de junio por Bruselas de aumentar los aranceles sobre los vehículos eléctricos chinos hasta un 38% a partir del 4 de julio próximo. Así pues, los productos que serán inspeccionados incluyen una amplia gama de cortes y subproductos de carne de cerdo destinada al consumo humano como cortes enteros frescos, embutidos y congelados, así como intestinos, vejigas y estómagos de porcino, según las autoridades chinas.
El periodo de dichas pesquisas sobre el dumping en dichas importaciones abarca desde el 1 de enero hasta el 31 de diciembre del año pasado, mientras que la evaluación del daño industrial abarca cuatro años, desde 2020 a 2023. “La agencia de investigación llevará a cabo las averiguaciones de acuerdo con la ley, protegerá plenamente los derechos de todas las partes interesadas y emitirá resoluciones objetivas y justas basadas en los resultados de la misma”, declaró el lunes un portavoz del Ministerio de Comercio e Industria.
Cabe destacar que China cuenta con una población de 1.400 millones de habitantes, lo que la convierte en un mercado enorme, con un consumo anual de alrededor de 700 millones de cerdos, más de la mitad de la producción mundial. Durante 2023, el país asiático importó productos porcinos por valor de 6.000 millones de dólares (5.600 millones de euros), siendo la UE el principal proveedor, con España a la cabeza, con envíos por 1.500 millones de dólares (1.400 millones de euros). Por lo tanto, cualquier disrupción en el flujo de importaciones de carne de cerdo podría tener un impacto significativo en los precios y la disponibilidad del producto en el país asiático.
Tras el esperado anuncio, la Cámara de Comercio de la Unión Europea en Pekín afirmó a través de un comunicado que no era sorprendente, ya que no es la primera vez que una indagación de una jurisdicción desencadena otra a su vez. La institución “espera que se lleve a cabo un análisis basado en hechos y anima a ambas partes a tomar medidas para despolitizar el entorno empresarial y encontrar formas de abordar las causas subyacentes”.
La Unión Europea anunció una investigación sobre los vehículos eléctricos chinos el pasado mes de octubre, para determinar si recibían un nivel injusto de subvenciones. Desde entonces, Bruselas ha iniciado otras indagaciones sobre el comportamiento de la nación en otros sectores, como las turbinas eólicas, los productos de hierro o acero recubiertos de estaño chino o la adquisición de dispositivos médicos. Por su parte, Pekín inició en enero unas pesquisas antidumping sobre el brandy europeo, que los analistas describieron como la «primera bala» de una posible guerra comercial con el continente.
Los expertos señalan que esta incesante disputa por el acceso a los mercados y las prácticas de comercio justo amenaza con convertirse en una guerra de aranceles que perjudique a ambas economías, justo cuando el comercio mundial se encuentra debilitado.