Habrá que jurar que lo hemos vivido cuando todo esto pase. Un Gobierno inviable (la expresión es de García Page ) lanzado a una desquiciada fuga hacia delante en cuyo curso siembra toda clase de estragos institucionales. En guerra declarada con el poder judicial, con el periodismo no oficialista, con cualquier mecanismo democrático de contrapeso o de arbitraje. Un Parlamento enmudecido, mera correa de transmisión de los designios cesaristas de Pedro Sánchez. Unos Presupuestos sin presentar siquiera y una agenda en absoluta parálisis por falta de entendimiento con los socios separatistas catalanes. Un colapso político alarmante hasta para antiguos miembros tan señeros del propio Partido Socialista como Felipe González. Una ley de amnistía cuyas sombras de inconstitucionalidad levantan severos obstáculos...
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