El hallazgo periodístico de las presuntas trapacerías del hermano del presidente del Gobierno viene a caer ahora en tromba sobre la familia de La Moncloa como un episodio más de aquella comedia de los 60 que afamó ese título, y en la que el protagonista se veía cada minuto más solo bregando con la tribu entera y sus problemas. Es verdad que, a la altura de esta otra película, son ya demasiados los responsables del partido en el Gobierno que han debido soportar o consentir –eso no se ha aclarado en ningún caso— las malas artes de hermanos, sobrinos, cuñados y hasta esposas legíti ...