Seguro que también les ha pasado: que una marca o un eslogan les remita a algo diferente de lo que quiere decir. Cuando me enteré de que había un partido llamado Se Acabó la Fiesta pensé que iba directamente contra Ayuso. Lo de los nombres graciosos en política tiene su trampa. De hecho, ahora que SALF ha logrado entrar en el Parlamento Europeo, quizá deberían hacer como los partidos catalanes –nadie logra el quesito en el Trivial de nombres de la última década– y rebautizarse a 'Empieza la fiesta'. Para ellos lo va a hacer. Las primeras legislaturas con representación lo son: que le pregunten a Podemos, a Sumar o a Ciudadanos. Al principio, para los pequeños, como los nuevos...
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