Vivir a los 80, o a los 90 «como algunas de nuestras amigas». El sentido del humor. No darse importancia. Escribir para contarlo. Salir de casa, ir a merendar, visitar al médico. Reírse con la vida. Relativizar. Son esos cumpleaños, los de esas décadas, los que son celebrados «gloriosa y orgullosamente» . Son «los de la sinceridad y la valentía más auténtica, en los que una se quita la careta y dice: 'Sí, aquí estoy yo, como una rosa. ¿Pasa algo?'». Escribe Luisa Cruz Picallo, viuda de Fernando Álvarez de Miranda, señora de extensa biografía y hasta ahora conocida en estas lides de la literatura por sus poemas: «Cuéntame un cuento largo/que me atrape, o me duerma/dime que no te...
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