Buena parte de las personas que cometen delitos acaban en prisión. En función de la gravedad, pueden estar más o menos tiempo, al igual que si pueden ir a algunas de las prisiones más duras y grandes en el mundo. Giratama, en África, es considerada la cárcel más peligrosa del mundo, con prácticas temibles y un lugar terrorífico para cualquier persona que acaba allí. Incluso, hay miles de muertos todos los días al no aguantar la correspondiente condena.
Esta cárcel, situada en Ruanda, fue diseñada y fabricada para unos cuatrocientos presos, pero a día de hoy el centro supera los 7.000 prisioneros. Muchas organizaciones como Médicos sin Fronteras o la Cruz Roja han denunciado en numerosas ocasiones las condiciones que sufren los reos, pues cada día hay cientos o miles de muertos.
Tantos presos en tan poco espacio genera condiciones de hacinamiento extremo, puesto que los reclusos tienen menos de 0.5 m² de espacio cada uno. Este es uno de los desencadenantes de que haya una alta tasa de mortalidad, debido a enfermedades, asfixia y desnutrición que produce este factor.
Preso que entra, preso que no sale, pues todas las condiciones y prácticas hacen muy difícil que pueda salir con vida. Según las estadísticas de las organizaciones de Derechos Humanos, como mucho pueden estar unos ocho meses.
Una vez a la semana, los miembros de las instituciones penitenciarias llevan alimentos a la cárcel, casi siempre insuficientes para todos. Cada interno tiene solo una comida al día, lo que provoca enfrentamientos entre los propios presos para conseguir algo de alimento. Asimismo, en ocasiones se sortean los alimentos de cada persona se muere, lo que hace crecer la tensión entre estos para poder comer más. Por otro lado, solo hay veinte baños para todos los presidiarios.
Los habitantes de esta prisión, inclusive los guardias, sufren traumas, tímpanos estallados o mordidas causadas por otros presos, así como deshidratación o disentería por las condiciones infrahumanas. Según los datos que arrojan las ONGs, algunas de las muertes se producen por: asfixia, septimecia, y enfermedades como ébola, cólera o grangrena.
Lo curioso es que los propios presos pueden tener más libertades y liderazgo que los guardias, puesto que los reos tienen todo tipo de armas. Esto hace que ni los guardias se atrevan a entrar en esta prisión en ocasiones, así como los propios presidiarios llevan el funcionamiento interno. Por su parte, las instituciones se dedican a recoger los cadáveres que se agolpan de toda la semana.
