"La valoración conjunta de distintas fuentes de incertidumbre apunta a que los riesgos en torno a las actuales proyecciones de crecimiento económico se encuentran orientados a la baja, mientras que, en el caso de las proyecciones de inflación irán al alza en los próximos trimestres y serán equilibradas en 2025 y 2026". Esta es la conclusión final del Banco de España en su proyección macroeconómica para este año, lo que significa que la economía podría dar un parón si la situación geopolítica y la economía europea no vuelve a mirar hacia arriba. Pese a ello, el supervisor bancario ve como soporte del dinamismo del PIB durante los próximos trimestres la moderación gradual del impacto negativo del endurecimiento acumulado en las condiciones de financiación, la reactivación paulatina de la economía europea y global, el crecimiento poblacional previsto11, el avance de las rentas reales de los agentes económicos en un contexto de desaceleración de la inflación y el mayor despliegue de los fondos europeos.
Por esta posible recuperación y gracias a la esperanza del maná de Bruselas, la economía española registró en los primeros tres meses del año un ritmo de crecimiento intertrimestral del 0,7% -frente al 0,4% previsto por el Banco de España en marzo-, de acuerdo con el avance de la Contabilidad Nacional Trimestral (CNTR) publicado por el INE con la información desagregada, que considera una "sorpresa positiva", aunque apunta que no se debió al crecimiento integral de los principales sectores de actividad, sino que básicamente se debió al turismo, gracias a los "cambios en los patrones estacionales de las llegadas, mayor diversificación de destinos y gasto medio por turista más elevado". Sólo acompañaron al turismo la ligera aceleración registrada en las ramas de servicios de mercado y construcción, pero la agricultura y la industria continúan en línea descendente.
Por tanto, el supervisor alerta de que el Ejecutivo de Pedro Sánchez ha fiado buena parte del crecimiento de este año al turismo, a los fondos europeos y al consumo privado. Por ello, advierte de que sigue existiendo una "elevada incertidumbre" en el ritmo de ejecución de los proyectos asociados al programa Next Generation y al impacto de los fondos europeos sobre la inversión privada y la actividad económica, y a la capacidad del ahorro de los hogares para impulsar el consumo privado en los próximos trimestres.
Pese a ello, los indicadores coyunturales sugieren que el avance del PIB mantendría un ritmo apreciable en el segundo trimestre del año, de modo que la tasa de crecimiento intertrimestral podría situarse en el 0,5%. En comparación con las proyecciones de marzo, el supervisor revisa el crecimiento del PIB en 2024 al alza en 0,4 puntos porcentuales, hasta el 2,3%, y se mantiene sin cambios en 2025 (1,9%) y en 2026 (1,7%). Por su parte, el proceso de moderación de la inflación seguirá avanzando gradualmente en los próximos trimestres, si bien, en comparación con el ejercicio de proyecciones de marzo, la tasa de inflación general en 2024 se revisa al alza en tres décimas -hasta el 3%- y en una décima en 2025 y en 2026 -hasta el 2% y el 1,8%, respectivamente-. La revisión al alza en 2024 se debe a las mayores contribuciones previstas del componente energético y de la inflación subyacente.
Sin embargo, el director de Economía y Estadística del regulador, Ángel Gavilán, ha expresado su preocupación por las "brechas negativas" que se han registrado respecto al PIB desde la pandemia, ya que con el horizonte en 2026 y respecto a la evolución media del PIB que se había producido hasta 2019, el crecimiento estaría 5,5 puntos por debajo de lo que tendría que haber alcanzado en una senda de crecimiento media. En peor situación estaría el PIB per cápita, que en su caso habría perdido 9,3 puntos respecto a lo que debería haber crecido con el crecimiento prepandemia, una brecha negativa muy por encima de la media del PIB de la UE (-3,7 puntos) y del PIB per cápita (3,3).
Otra es la situación del déficit, del que los analistas del Banco de España dudan que pueda cumplir las exigencias de Bruselas, por culpa del excesivo gasto y pese al récord de ingresos. Así, en el primer trimestre de 2024, los ingresos por impuestos y cotizaciones sociales aumentaron, en términos interanuales, un 6,2%, gracias a los incrementos registrados por las bases impositivas y, en menor medida, por la retirada progresiva de algunas de las medidas de apoyo desplegadas frente a la crisis energética. Con todo, el avance siguió apoyándose principalmente en los impuestos directos y las cotizaciones sociales -que habrían crecido un 7,8%-, frente al menor dinamismo de los impuestos indirectos -que lo hicieron al 3%-. Pero pese estos ingresos crecientes, el regulador avisa de que no será posible la reducción del déficit de las Administraciones Públicas, que en términos acumulados de 12 meses, se habría situado en un 3,8% del PIB en marzo, frente al 3,6% registrado al cierre de 2023, dos décimas más, en pleno proceso de reactivación de las reglas fiscales y con un objetivo de déficit a final de año del 3%.
En este sentido, el Banco de España destaca que, como ya sucedió en las proyecciones de marzo, el Gobierno continúa sin incorporar una senda de ajuste presupuestario en la economía española compatible con el nuevo marco europeo de reglas fiscales que empezará a ser efectivo en 2025. "Si bien el impacto económico de dicho plan de ajuste es incierto -y dependerá críticamente de cómo esté diseñado-, su implementación acarrearía, previsiblemente, un menor grado de dinamismo de la actividad a lo largo del horizonte de proyección que el contemplado en este ejercicio de previsiones", destaca.
¿Y por qué con ingresos récord no se reduce este déficit? El Banco de España señala como responsable al aumento del gasto en prestaciones sociales y consumo, que en los tres primeros meses del año aumentó un 6,5% y un 6%, respectivamente, con el agravante de que la segunda de estas cifras aún no recoge la subida fija del 2% que se prevé para los salarios de los empleados públicos este año, aunque sí el pago de un 0,5%, con efectos retroactivos desde enero de 2023, por la subida condicionada al crecimiento del PIB en dicho año. Por contra, el incremento salarial pactado para 2024 en el sector privado se situó en el 2,9%, 0,5 puntos por debajo del acordado para el año pasado.
También se dispararon los costes laborales en el primer trimestre, con un avance interanual del 6,2%, presionados al alza tanto por la caída de la productividad como por el aumento de la remuneración por asalariado. "La productividad seguirá mostrando una considerable debilidad durante 2024", incide el informe. Todo ello, con una evolución de los márgenes empresariales con tendencia a la baja, aunque "perdura una marcada heterogeneidad sectorial".
La creación de empleo mantiene un "considerable vigor" -estima el informe-, pero alerta de que este impulso se habría debido especialmente en las empresas de mayor tamaño. De este modo, el porcentaje del total de afiliación de la economía española que aglutinan las empresas de 500 o más empleados ha pasado de un 33,2% a finales de 2019 a un 35,7% a finales de 2023 y a un 36,1% en abril de este año. En cambio, en el mismo periodo, el peso que en el empleo total mantienen las microempresas (de 1 a 9 trabajadores) ha descendido del 21,6% al 18,7%. Aún así, en abril y mayo, la afiliación a la Seguridad Social creció un 0,2% y un 0,3%, respectivamente, en tasa mensual desestacionalizada, ritmos de avance similares a los que se observaron en el primer trimestre del año.
Los analistas del regulador bancario también advierten de que el consumo privado mantiene su "atonía en los dos últimos trimestres", el cuarto de 2023 y el primero de 2024, con mínimos crecimientos intertrimestrales del 0,3%. "La relativa debilidad de este componente de la demanda también es evidente desde una perspectiva temporal más amplia", apunta. Así, mientras que el nivel del PIB ya se encuentra 3,7 puntos por encima del registrado a finales de 2019, el consumo privado sólo supera dicha referencia en tres décimas.
Aunque el Banco de España proyecta que en los próximos trimestres el consumo de los hogares gane "algo de tracción" en un contexto más dinámico, continúe el "buen comportamiento del empleo, se reduzcan las presiones inflacionistas, se prolongue la recuperación de la confianza de los consumidores y se mantenga la mejora gradual de las condiciones de financiación", esta mejoría se apoyaría fundamentalmente "en una corrección a la baja de la tasa de ahorro", que se encuentra en niveles elevados desde una perspectiva histórica, es decir, que los hogares recurrirán a parte de su ahorro para sustentar parte de sus gastos.
Los economistas del supervisor explican que, tras los descensos registrados en la segunda mitad del año pasado, la inversión productiva repuntó en el primer trimestre de 2024 impulsada por la inversión en la construcción y, en menor medida, en equipos de transporte. Sin embargo, a pesar de este repunte, la inversión permanece dos décimas por debajo de su nivel prepandemia, con un peso en el PIB del 13,6%, seis décimas menos que en 2019. Todo ello en un contexto de elevada volatilidad, en el que los "costes de financiación y los niveles de incertidumbre siguen siendo elevados". También se mantienen las presiones alcistas sobre el precio de la vivienda, que mostró un avance del 6,3% interanual en el primer trimestre.