Hace 50 años España tenía un superhéroe: ' El Español de Pro '. Algunos nostálgicos lo añoran y otros desean borrarlo de la historia. Y aquí, hoy, que aparece Galilea Gil, una veinteañera de pelo rosa recién salida de Periodismo que tiene una postura firme: «Me importa una mierda ese señor» . ¿O señoro? Sin embargo, para cobrar la beca necesita hacer la tesis sobre el héroe del escudo. Hete aquí la trama. O como dice David Galán Galindo , el director de cine y guionista de este cómic: «¿Y si España hubiera tenido un supersoldado?». La historia de los superhéroes españoles es amplia, de Superlópez a los Iberia Inc, o el reciente García, o Pafman, los nexos confluyen a veces en el Roma de la comedia. En el caso que nos ocupa también... pero con su tragedia, por más que sonrías todo el rato. La de un superhéroe republicano creado mediante experimentos por el nazismo para acabar de esclavo y estandarte de Franco. 'PRO', una obra de Galán Galindo y Manuel M. Vidal como dibujante, con olor a The Watchmen, Hulk, Capitán América, Jack Kirby y que recorre la convulsa e hipotética historia reciente de España ¡y hasta asesinan a Pedro Sánchez! «Yo quería seguir la metáfora del Capitán América, que es Estados Unidos, pero le pasa, como en el Watergate, que se quita el traje porque le da vergüenza llevar la bandera y durante algunos números fue 'El Nomada'. Yo al 'Español de Pro' lo he creado porque tenemos una relación muy tóxica con nuestro pasado, y la manera de resolver esa ecuación sería un héroe nacional con una relación tóxica con su propio pasado vital», explica el autor. Y de la dictadura de Franco a la democracia, ¿quién sería ahora el español de pro? ¿Rafa Nadal? « Creo que no hay nada más español que el perdedor , va con nuestro carácter. Nosotros somos más del Quijote que del Rey Arturo. Cuando pensamos en un héroe, pensamos en un loco. Y por eso no quería representarlo como un dechado de virtudes, como Superman, sino tenía que estar lleno de contradicciones porque es lo que nos representa. Los españoles en lo que estamos de acuerdo es en que discutimos, en que estamos en continúo conflicto». Distintas viñetas del cómic y un boceto de personajes. Dibujos de Manuel M. Vidal ABC En sus distintas escaramuzas, el superhéroe franquista vence al Bicéfalo Sindicalista, al Anarquista Ateo, a la Santa Sangrienta, a Zorra Roja… A las dictaduras les gusta el relato. «Pero los mayores símbolos superheróicos son los de la mayor democracia del mundo, Estados Unidos. Ellos tienen una relación con su pasado muy distinta. Un rapero del gueto no tiene ningún problema con la bandera americana y tiene claro que la Segunda Guerra Mundial fueron días de gloria. Esos símbolos para ellos no son divisivos. En España, sin embargo, sí, y es lo que hace tan complicado afrontar un cómic con un arquetipo de superhéroe nacional. Es una idea que ha rondado a todos. ¿Cómo sería Batman en España? Y si no se ha hecho antes en serio es porque todo el mundo sabía que era meterse en fango. Ha sido difícil escribirlo, no quería ser equidistante ni caer en el maniqueísmo y mucho menos ser un panfleto. Quería un cómic de superhéroes puro y duro y que planteara preguntas. Y, luego ya, que la gente las responda. No responderlas yo, porque ahí es donde la cagas». Intrahistoria emotiva Entre los viajes en el tiempo por España, literales incluso, y la historia de PRO, de su lucha contra los malos y sus propios fantasmas, y la vida paralela de Galilea Gil, 'cosplay' de la propia pareja de Galán Galindo, el cómic está planificado en un tomo único dividido en capítulos como tebeos sueltos de toda la vida. «Me rebelo un poco contra el concepto de novela gráfica, porque yo siempre he leído tebeos de superhéroes, esos que se venden con su grapa. Pero es ficticio. Esos comics no existen por separado. La gente está como obsesionada con la novela gráfica y te ponen de ejemplo a ' The Watchmen ', que fueron 12 números publicados mes a mes». Un cómic, concebido como la cima creativa para sus autores, que tiene una intrahistoria de alto impacto. Y que se nos cuenta en una carta en la primera página, que empieza así: «Hola, Manu: lo conseguimos. ¡Nuestro cómic!». Manuel M. Vidal, el dibujante, sufrió un ictus en 2017 que le robó por completo la capacidad de dibujar. Como describe Galán en esa emotiva misiva, este accidente cerebrovascular se cargó todas sus conexiones neuronales, no era como una fractura de la mano que conlleva a volver a hacer algo que se sabe: tenía que volver a aprender a dibujar desde cero. Y lo hizo, mejor que nunca incluso. Vidal alcanzó su mayor nivel, vamos. «Decíamos que 'PRO' era nuestra catedral, nuestro legado. No sabíamos hasta que punto iba a ser así, ¿eh, Manu?», sigue la carta. Tres años en los que Vidal no se levantó de su escritorio, y en los que perdió a su padre por el camino. Y un miércoles, por fin, mandaron el cómic a imprenta, completamente acabado. «Qué felicidad tan increíble saber que lo leíste completo, y sentiste satisfacción por lo que habías hecho. Porque el jueves te marchaste». El guionista, y se percibe nudo en la garganta, nos cuenta: «Yo veo eso en una película y no me lo creo. Tres años trabajando en el cómic y al día siguiente adiós de repente. Ha convertido toda la promoción en algo muy emocionante porque estoy muy contento pero todo el rato estoy pensando que ojalá estuviera a mi lado aquí, él es la mitad. Seguro que con este cómic le iban a llevar por Estados Unidos, le iban a salir muchos trabajos. Puta vida».