Director: Matt Brown. Guion: Mark St. Germain. Intérpretes: Anthony Hopkins, Matthew Goode, Jodi Balfour, Liv Lisa Fries, Stephen Campbell Moore. Reino Unido, 2024. Duración: 108 minutos. Drama.
El padre del psicoanálisis era un brillante neurólogo austriaco y también un tipo egoísta, de genio endemoniado que, casi al final de sus días, tomaba un whisky detrás de otro con morfina para paliar los dolores que le provocaban un cáncer en la boca. Basada en la obra teatral homónima de Mark St. Germain (y se nota), el filme de Matt Brown recrea el encuentro entre dos grandes intelectuales del siglo XX: el citado Freud y C.S. Lewis, autor de «Las crónicas de Narnia». Polos opuestos que irremediablemente acaban sintiendo la atracción: Freud, ateo furibundo, y Lewis, un ferviente apologista cristiano. Poco después de que Hitler invada Polonia, la cinta plasma el encuentro de ambos en la casa londinense de Freud (obligado a dejar Viena por la inminente guerra) que, salpicada de numerosos flash backs sobre la infancia y juventud de los protagonistas, presenta un intenso debate (a veces demasiado) sobre temas como la fe, el sexo o la ciencia sin olvidar las referencias a la hija lesbiana de Freud y el romance de un Lewis veinteañero con la madre de su mejor amigo. Hablan tanto y de tantas cuestiones que algún espectador podría acabar con la cabeza como un bombo. Con todo, asomarnos siquiera un rato a las mentes de estos hombres fascinantes bien merece una entrada. Y no lo digo por el aire acondicionado, que también.
Lo mejor: Goode como C. S. Lewis está muy bien, pero el Freud de Hopkins nos parece tremendo
Lo peor: solo una advertencia: es una cinta, se halla en la naturaleza de la historia, muy discursiva
