Se trata de una real diáspora la que se ha generado en un movimiento que expresa el sentir de la extrema derecha y que es liderado por el alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, quien lanzó su candidatura presidencial desde la ciudad de Iquitos hace pocos días.
Los congresistas Jorge Montoya, José Cueto y Javier Padilla han presentado sus renuncias a la organización política, denunciando que se intenta modificar el reglamento interno para colocar por encima del coordinador y el vocero de la bancada a un representante directo del jefe del partido con voz y voto.
para postularse a la presidencia. También la salida de los mencionados congresistas les abre la carrera para que puedan, desde otra organización política, tentar a la reelección y/o apostar por un cargo en el Senado, que es otro espacio potencial para los renunciantes.
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Lo extraño del asunto es que los renunciantes han señalado que pretenden mantenerse en la bancada, sin que tengan vínculo partidario. Se trata de un despropósito porque, básicamente, el Congreso es una representación determinada por las organizaciones políticas que lograron curules con base en el voto ciudadano.
La situación no deja de ser bizarra en un contexto de caos y desgobierno capitalino. Ha descuidado sus labores y la gestión capitalina se le escapa de las manos, mientras crece la inseguridad, el tráfico, el comercio ambulatorio. Las decisiones se retrasan y, con ello, las obras que estaban programadas también.
Ahora el desorden se traslada también a su organización política y a la bancada, en la que se reúnen nueve congresistas, tres de los cuales se apartan descontentos con su manejo y se especula que otros también estarían por seguir el mismo camino.
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s que básicamente conjugan pretensiones electorales y ambiciones desmedidas.
