Estudios recientes han demostrado una conexión íntima entre cómo respiramos y cómo digerimos los alimentos.
En nuestra búsqueda constante de bienestar y calidad de vida, la forma de respirar es algo esencial. Sin embargo, pocos conocen la relación de esta acción con el mejoramiento de la digestión y sus increíbles beneficios.
Investigaciones científicas recientes revelaron la conexión íntima entre la respiración y la digestión, y de los ejercicios respiratorios que pueden marcar la diferencia en nuestra salud gastrointestinal.
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Estudios científicos han demostrado que practicar una respiración profunda y desde el abdomen puede ser beneficioso incluso para quienes padecen de reflujo gastroesofágico crónico.
Según el portal de Saber Vivir, esto se debe al eje intestino-pulmones, un vínculo que permite que el estómago se comunique con el sistema respiratorio.
Respirar profundamente desde el abdomen puede aliviar el reflujo gastroesofágico crónico (Fuente: Pexels)
Dedicar unos minutos después de las comidas a respirar correctamente puede marcar la diferencia, especialmente para aquellos con digestiones lentas y problemas de acidez.
Esta práctica tiene como gran beneficio la facilitación de la asimilación de los alimentos y aumenta la secreción de enzimas digestivas, favoreciendo la descomposición de los alimentos y la absorción de nutrientes.
Además, la respiración abdominal, que implica la expansión del abdomen y el movimiento del diafragma, tiene efectos significativos en la circulación sanguínea y el retorno venoso hacia el corazón.
Realizar esta práctica durante 10 minutos por día puede tener múltiples beneficios. (Foto: Pexels)