Ni es una revelación ni surge de la noche a la mañana. Saber cuál es nuestro propósito de vida no es una tarea fácil. De hecho, Xuan Lan ( @xuanlanyoga ) asegura en su última obra ' La buena hija vietnamita ' (Grijalbo) que tuvo que hacerse muchas preguntas, estudiar, leer y experimentar para poder crecer y llegar a ser lo que es hoy. Antes de convertirse en uno de los principales referentes del yoga en el mundo de habla hispana –con tres millones de seguidores–, vivió en París y en Nueva York. Luego se trasladó a Barcelona, donde trabajó durante una década en el sector financiero. Desde 2012 se dedica a la enseñanza del yoga y a difundir la práctica de esta disciplina espiritual a través de un método didáctico y accesible a todo el mundo. En su obra Xuan Lan nos invita, a través de su historia personal y siempre desde el corazón y con una mirada amable; a ser honestos con nosotros mismos y a plantearnos si realmente estamos viviendo la vida que queremos o si, tal vez, estamos viviendo la que otros han diseñado para nosotros. En este libro nos abre su corazón y comparte su historia, ¿Qué le resultó más difícil a la hora de exponerse de esa manera? Tuve mis dudas porque no suelo hablar de mí ni tampoco de mi familia, ni me suelo abrir de una forma tan sincera. Pero recibo muchos mensajes a través de la comunidad que hemos creado, con casi tres millones de personas, y ellos suelen preguntarme por mi vida, se interesan por mi historia, por mi desarrollo personal, profesional y espiritual y por mi camino, además de por los contenidos que ofrezco. Así que pensé que era el momento de explicar cómo he llegado hasta aquí y la mejor manera para ello era hacerlo abriéndome de manera honesta, desde el corazón. Pero es cierto que mi historia en realidad es un hilo conductor, pues no he querido compartir ni explicar ningún tipo de trauma ni nada parecido, sino hablar de los maestros, las lecturas, la filosofía y los eventos que me han permitido recorrer este camino de crecimiento en mi vida. Por tanto, solo he contado lo que me permitió despertar hacia este camino de desarrollo y de autoconocimiento , con la intención de que cada uno haga el suyo y con el deseo de que cada uno haga su propia reflexión. Noticias Relacionadas estandar No El poder de la mentalidad Por qué algunas personas cometen siempre los mismos errores Raquel Alcolea estandar No Mens sana in corpore sano Una psicóloga desvela los cinco secretos para tener buena salud mental Melissa González La palabra «propósito» se presenta en ese camino como una brújula, pero, ¿a qué se refiere cuando hace referencia a la importancia de buscar un propósito... Cuando hablo de propósito me refiero a «propósito de vida», pues no es un proyecto ni tampoco a un deseo. Es algo más profundo porque hay una intención a largo plazo que viene del corazón. El propósito de vida es una brújula que guía al corazón para tomar decisiones. Por eso hay un trabajo de autoconocimiento para llegar hasta él, no se llega a él con una tabla de excel o después de hablar con unos amigos. Por ejemplo, una persona que se proponga cruzar el Atlántico puede afrontar con ello un buen propósito, un buen proyecto, pero no es un propósito de vida. Por eso el componente «largo plazo» es fundamental para definir el propósito de vida. Y además no es fijo, sino que en realidad puede cambiar a consecuencia de algún evento, incidente o circunstancias de la vida que nos haga cambiar nuestra dirección y con ello nuestro propósito de vida. Mi camino hacia él fue largo. En el libro cuento las tres etapas que recorrí a lo largo de más de 15 años. Y al final de la tercera parte del libro explico cómo lo fui encontrando. Para mí es importante aclarar que el propósito de vida tiene que surgir de una manera honesta, pero no es una revelación, ni una llamada, ni algo que surge de un día para otro. El hecho de detenerse, reflexionar , parar y ralentizar es parte del proceso para poder escucharse y encontrar ese propósito de vida. Otro componente más para encontrar ese propósito de vida es ser consciente de que va más allá de uno mismo y que tendrá un impacto en otras personas directa o indirectamente. Por tanto tiene un impacto y una intención hacia los demás. «El propósito de vida es una brújula que guía al corazón para tomar decisiones. Por eso hay un trabajo de autoconocimiento para llegar hasta él, no se llega a él con una tabla de excel o después de hablar con unos amigos» Xuan Lan En esta era de la inmediatez, de la exaltación del éxito rápido y de la hiperconexión tal vez sea interesante pensar en cómo ayudar a los demás o el poso que dejamos en los demás... No vivimos solos y nuestras decisiones y lo que hacemos impactan tanto en los más cercanos como en el mundo. Desde los productos que consumimos hasta lo que compramos o incluso nuestros pensamientos o nuestra forma de estar en el mundo. Pensar cómo podemos ayudar, apoyar y contribuir en nuestro mundo con nuestro propósito es necesario. Y aquí me gustaría también comentar que un propósito de vida tampoco es un trabajo (aunque en algunos casos pueda ser coincidente) pues uno puede tener, por ejemplo, el propósito de vida de ayudar a los animales, pero tener un trabajo de oficina que le sirva para para ganar dinero, tener hobbys o disponer de más tiempo libre para dedicarlo a ese propósito de vida. Pero entonces, ¿Suele confundirse a menudo el propósito de vida con el trabajo? Nacemos en un entorno, en unas circunstancias, en una familia y con una educación que van a marcar los primeros años de nuestra vida. Y lo cierto es que algunas personas que no se paran a pensar en ello pueden seguir con ese planteamiento, sin cambiar de dirección. Con este libro hago una invitación a parar para que nuestro trabajo o para que el tiempo que dedicamos al trabajo vaya en la misma dirección a nuestro propósito de vida. Pero lo cierto es que es un lujo trabajar en lo que nos gusta. No es fácil. En mi caso lo he podido hacer, he podido hacer de mi pasión un trabajo con el yoga, pero no ha sido fácil. Y lo mismo sucede con artistas o músicos o escritores, que pueden llegar a vivir de su arte. Pero eso es una minoría. Lo que propongo es una invitación a reflexionar sobre cómo podemos vivir mejor y ser nuestra mejor versión desde el autoconocimiento. Se pueden trabajar nuestras cualidades. Noticia Relacionada estandar No Una psicóloga explica lo que mejor funciona para desactivar la ansiedad Raquel Alcolea Es un mensaje esperanzador y tranquilizador, pues la mayoría de los mensajes relacionados con el desarrollo personal están enfocados en el cambio radical... Puede ser, pero también es un mensaje arriesgado pues no todo el mundo se puede permitir dejar un trabajo o sus responsabilidades por su pasión... Pero sí que se pueden cambiar ciertas cosas de tu personalidad para mejorar y para disfrutar de la vida de otra manera es posible. Cuando la gente dice que no puede cambiar creo que deberían saber que eso no es verdad. Si queremos cambiar y sabemos en qué dirección queremos cambiar y cómo queremos hacerlo, claro que se puede cambiar. La ciencia ha demostrado que el cerebro puede cambiar gracias a la plasticidad neuronal tengamos la edad que tengamos. Cambiar una cuestión de voluntad y de disciplina. A menudo se quieren las cosas sin esfuerzo... Sí, todo se quiere para ya... Y eso se ve claramente en el caso del dolor. Cuando alguien me dice me duele algo en seguida se toma una pastilla, pero sería más adecuado atender a la prevención. Prevenir es como lavarse los dientes cada día para no ir al dentista. Pero la sociedad de la inmediatez prefiere no hacer esfuerzos, tener las cosas en seguida y pedir al médico una pastilla para que le quite el dolor aunque sepa que le volverá a doler cuando se le pase el efecto. Pero lo cierto es que en la prevención es donde está la solución duradera. Ssi dedicas cinco minutos al día a prevenir este dolor, eso será más efectivo que tomar una pastilla de vez en cuando. Aquí también hay que mirar siempre a largo plazo. Supone un cambio de mindset, de manera de ver las cosas. Y eso necesita su tiempo. Para ayudar en ese proceso cada cada parte del libro incluye una práctica: la primera sobre el caminar consciente, la segunda sobre la respiración profunda calmante y la tercera, una meditación del amor benevolente... Sí, son prácticas pero no pasos ni técnicas. Es un camino. La primera es la meditación del caminar consciente y la descubrí a través de mi abuela. Creemos que para meditar hay que sentarse en un cojín, en silencio, aburrirse y tener la mente en blanco. Pero lo cierto es que la meditación es un trabajo activo e intenso del cerebro para intentar calmar la mente. Cuando una persona no está acostumbrada a sentarse en un cojín le dolerá la espalda y lo dejará, así que es mejor empezar caminando, pero no hacia una dirección o un destino. No hay destino. Sólo intentamos llevar la mente al momento presente, a cada paso, a la respiración, sin juzgarse, sin intentar mirar lo que está pasando a nuestro alrededor sino haciendo un trabajo de instrospección, pero caminando en un bosque, donde no haya demasiado ruido. Manteniendo la respiración en el paso y en la respiración. Es una meditación calmante. Nos invita a estar en el presente de manera más activa. La segunda es una meditación sobre la respiración profunda calmante. Es algo que puede hacer persona y lo puede hacer en cualquier momento del día. Ayuda por ejemplo cuando tenemos un estado emocional alterado porque permite realizar una respiración meditativa calmante completa que involucra el abdomen y el diafragma que ayuda en momentos de estrés pues en esos momentos la respiración se acelera y respiramos por la parte alta torácica y aumentamos el pulso. Este tipo de respiración permite activar el sistema nervioso parasimpático que es el responsable de la tranquilidad. También propongo una tercera práctica de meditación del amor benevolente que nos abre el corazón al resto del mundo, empezando por uno mismo, en cinco etapas. La primera persona es uno mismo y la segunda es alguien que aprecio, la tercer es más neutral pero de nuestro entorno y la cuarta persona es alguien con quien tenemos un conflicto. Es un trabajo que nos permite no quedarnos con sentimientos negativos dentro y con ella se trabaja la humanidad compartida. La última etapa de esta tercera práctica se dirige al universo y a todo el mundo sin condiciones de amor, paz interna y tranquilidad. Es una de las más potentes. Mantras de vida Sé agradecido por cada experiencia, tanto las buenas como las malas. Actúa con compasión hacia todos sin importar lo que hayan hecho y deséales un buen karma. Revisa los motivos de tus acciones y asegúrate de que provengan de un ligar de amor hacia ti mismo y por los demás. Cuida tu actitud porque los pensamientos negativos crean energía de ira que se vuelve hacia ti. Cambia tus pautas de comportamiento conscientemente con lo que te gustaría recibir. Perdona. Puede ser lo más difícil de hacer, pero es lo más importante para crear un gran karma. Es soltar la ira, la amargura y la frustración que albergas internamente. ¿Qué señales puede ver uno en sí mismo para saber si realmente está viviendo la vida que quiere? Algo que puede ayudar es analizar cómo nos despertamos por la mañana. Si lo hacemos con una sonrisa o bien lo hacemos con un sentimiento de agobio, sin ganas de hacer nada. En mi caso, como le sucede a muchas personas, tengo mucho estrés, mucho trabajo, muchas responsabilidades, y hay días buenos y malos. Pero me despierto cada mañana feliz. La diferencia entre el propósito y el proyecto es también la diferencia entre felicidad y alegría, pues la primera es algo más profundo que los momentos puntuales de ilusión y placer. Dentro de la filosofía budista la felicidad es algo mucho más profundo. Así, puedo tener un mal día o que haya pasado algo malo, que mi felicidad profunda no se ve afectada, mi alegría sí. La dirección de las decisiones que tomes deben estar guiadas por la felicidad. No hay que creerse esas recetas de «conseguir la felicidad en tres pasos», «encontrar la felicidad en diez minutos» o «la fórmula mágica de la felicidad»... He trabajado mucho mi felicidad y he tenido la suerte de ser muy feliz. Pero ha sido una construcción de un rascacielos. Las bases y los valores son importantes, pero también las decisiones que tomamos en la vida. Cada uno tiene que ver cuál es su medida, pero requiere esfuerzo y tiempo.
