En la cita más importante de lo que quedaba de temporada y donde podían hacerse con el segundo de tres títulos posibles, la leyenda del Bayer Leverkusen invicto se terminó. Una Atalanta mucho más decidida se proclamó campeona de Europa League con un hat-trick de Ademola Lookman y deja el récord de partidos sin perder de Las Aspirinas en 51.
«Mis jugadores están hechos para estos partidos». Estas son las palabras que Xabi Alonso dijo en la rueda de prensa antes de esta final de Europa League. Nadie afirmó abiertamente que fueran favoritos, pero todo el mundo lo pensaba. Si este Bayer Leverkusen había logrado ganar la Bundesliga invicto y también plantarse en Dublín sin perder ningún partido, era lo más lógico. Lo visto en el césped tras el pitido inicial demostró lo contrario.
La Atalanta salió con una marcha más y con el plan correcto. Alonso dejó en el banquillo a Boniface y apostó con Adli como falso nueve, como ya había hecho en varias ocasiones a lo largo de la temporada, con la intención de atraer al rival y atacar los espacios con Frimpong. Sin embargo, la intensidad y orden de los italianos en la presión lo hizo imposible. Querían que se acercaran para contragolpear, y lo hicieron para asediar. La salida de balón quedó anulada, no había referencia arriba para sacar el balón por arriba y el Leverkusen, simplemente, desconectó. Errar un pase había sido algo anecdótico los últimos meses para Las Aspirinas, y hoy lo anecdótico parecía acertarlo.
Ademola Lookman hizo dos goles antes antes de la media hora. El primero, aprovechando el desorden defensivo del Bayer 04 para empujar un pase de Zappacosta. El segundo, sacándose de la chistera un golpeo al palo largo de Kovar. La realidad es que, sin importar las genialidades, habían hecho muchos más esfuerzos para hacerse con la ventaja.
Aunque nada saliera como tenían planeado, Die Werkself siempre podían confiar en la épica, la que tantas veces había estado de su lado. En el tramo final del primer tiempo hubo algunos argumentos para creer, con un mano a mano de Grimaldo que no pudo picarle el balón a Musso. La Atalanta había salido con mucha más intensidad, pero no iba a poder mantener el ritmo los 90 minutos y a la larga iban a echarse más atrás.
Boniface, que quizá debió estar en el campo desde el inicio, finalmente ingresó para todo el segundo tiempo. Su presencia, al igual que el pequeño cierre de filas de los de Bérgamo para dosificar esfuerzos y gestionar la ventaja, hizo que el Leverkusen pudiera igualar las fuerzas. Pero las ocasiones tardaban en llegar y, con el paso del tiempo, lo que sí llegaba era la desesperación. Gasperini y los suyos parecían tenerlo todo bajo control, mientras Xabi Alonso se lamentaba con cada interrupción.
Llegó el último cuarto de hora y no hubo milagro. Lookman no lo permitió. En uno de los contraataques que Leverkusen soñaba con tener en el inicio del partido, el atacante inglés se encontró en el pico del área y sacó un zurdazo a la escuadra, imparable para Kovar. La historia de épica fue para la Serie A y para su delantero, que podrá contar que cortó la racha sin derrotas más larga de la historia con un hat-trick en una final europea. Al final, los jugadores que sí demostraron estar preparados para este tipo de partidos, fueron los de la Atalanta.
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Bayer Leverkusen eligió el peor día posible para tener una de las peores actuaciones de la temporada. El sueño de un triplete con Bundesliga, Europa League y Pokal se quedará en el recuerdo, al igual que los 51 partidos consecutivos donde, desafiando a la lógica de todas formas posibles, esquivaron la derrota. Hace unos días levantaban la ensaladera y saboreaban la cara más dulce del fútbol, y esta noche les tocó la más alarga. Su consuelo es que este sábado, contra Kaiserslautern, podrán completar un doblete doméstico, aunque después de esta derrota tanto por resultado como por la forma en que se ha dado, tendrán que tomar muchas aspirinas para, al menos, calmar esta noche el dolor.