Entre el 30 de junio de 1940 y el 9 de mayo de 1945, gran parte de la Segunda Guerra Mundial, los nazis ocuparon las islas del Canal, única parte británica sitiada por Alemania durante la contienda. En este lugar y durante este tiempo, se vivieron horrores que llevaron a trabajos forzados, deportaciones masivas o grandes hambrunas, así como a construir en aquella zona los únicos campos de concentración que existieron en suelo británico. Pero todo aquello sucedió en una isla en particular: la de Alderney, que forma parte del bailío de Guernsey. Ahora, una nueva investigación ha demostrado que las pérdidas humanas acontecidas allí fueron peores de lo que hasta ahora creían los expertos: es posible que más de 1.000 trabajadores esclavos muriesen en aquellos campos nazis de Alderney. Es decir, cientos de muertes más de las registradas oficialmente en archivos históricos.
Liderados por Eric Pickles, Enviado Especial del Reino Unido para Asuntos del Holocausto, una serie de expertos se han encargado en los últimos años de disipar las teorías de conspiración sobre lo que sucedió en las islas del Canal, así como de ratificar la cifra real de muertos. En este sentido, concluyen con los más de 1.000 esclavos fallecidos a manos de los nazis en suelo británico, así como que estos trabajadores forzados "estaban sujetos a condiciones de vida y de trabajo atroces, que incluían hambre, largas jornadas de trabajo, labores de construcción peligrosas, palizas, mutilaciones, torturas, alojamiento inadecuado y, en algunos casos, ejecuciones", afirma Pickles. Con esto, añaden los expertos que no hay evidencias para señalar que Alderney constituyese "un mini-Auschwitz, eso carece de fundamento".
Anteriormente, se especificaba como cifra oficial de muertes de 389, estimación alcanzada tras examinar restos y tumbas. No obstante, esta cifra se quedaba bastante corta, pues los expertos aseguran que "el rango más probable de muertes esté entre 641 y 1.027, aunque es poco probable que el número haya superado las 1.134 personas". Con esto, la cantidad mínima de personas enviadas a los campos de trabajo de Alderney durante la ocupación nazi fue de entre 7.608 y 7.812 personas, apuntan en la investigación. De ellas, añaden, 100 personas murieron por el camino.
"Como Enviado Especial del Reino Unido para Cuestiones Posteriores al Holocausto, me he encontrado muchas discusiones alrededor de las cifras de fallecimientos durante la guerra. Pero nada se compara con la virulencia del debate sobre los números en Alderney", asegura Pickles. "En un momento en que partes de Europa están tratando de lavar su historia a través del Holocausto, mientras que las islas británicas deben decir la verdad sin ningún tipo de adorno", añade el experto, pues "los números sí importan. Es tanto una distorsión del Holocausto exagerar el número de muertes como subestimarlas. La verdad nunca podrá hacernos daño".
Estos crímenes atroces y estas multitudinarias pérdidas no fueron, según los investigadores, saldadas de forma justa. Los expertos han tratado de descubrir por qué Gran Bretaña nunca llegó a juzgar a los alemanes por los crímenes cometidos en estas tierras, concluyendo que sí existió una investigación, pero como la mayoría de víctimas eran ciudadanos soviéticos el caso pasó a manos rusas. "La Unión Soviética no dio seguimiento al caso Alderney, y por lo tanto fue responsable de no llevar a los perpetradores ante la justicia, lo que provocó mucha ira entre el gobierno británico", aseguran en el estudio. Tal es así que, según informó "The Observer" en 1981, los oficiales nazis que fueron responsables de las atrocidades cometidas en Alderney vivían a sus anchas en Alemania.
Alderney no fue la única isla del Canal ocupada por los nazis, sino que también lo fueron Jersey, Guernsey y Sark. Eran lugares con apenas defensas, pues el gobierno británico había desmilitarizado estas islas. Al comienzo de la guerra, unos 1.500 residentes de Alderney fueron evacuados, pero hay quienes permanecieron, y quienes sufrieron los horrores del nazismo: establecieron cuatro campos de trabajo en esa isla, y al menos uno de ellos derivó en campo de concentración. Allí comenzaron a llegar prisioneros desde más de 20 países, desde Rusia hasta España o Polonia, a quienes se les ordenó construir el conocido como "muro atlántico de Hitler", una estructura de hormigón para la defensa.
Fue poco después de la liberación de las islas en 1945 cuando el capitán Theodore Pantcheff, investigador británico, llegó a la isla en cuestión, y pudo comprobar con sus ojos los sufrimientos allí vividos. De hecho, según archivos históricos, los testigos le dijeron que los prisioneros de aquella isla fueron golpeados, ahorcados y fusilados, y algunos de sus cadáveres se arrojaban al mar.