Entre la diversidad y riqueza del español, cabe preguntarse qué formas son correctas o incorrectas en el habla o la escritura, o de qué manera estamos faltando a las reglas de la gramática o la ortografía. Todo ello, con el principal fin de cuidar y preservar una lengua milenaria como la nuestra. En este sentido, la Real Academia Española (RAE) ha anunciado que publicará la "Guía panhispánica de lenguaje claro y accesible", por la que reivindica la "claridad" en el habla, especialmente para las instituciones y administración, y que incluyen una serie de recomendaciones a evitar como los incisos, las redundancias o los "extranjerismos crudos".
La presentación ha tenido lugar en la sede de la RAE, durante el acto de clausura de la I Convención de la Red Panhispánica de Lenguaje Claro que ha estado presidida por el Rey -y al que se le han entregado dos ejemplares de la guía-. El monarca ha calificado a este documento como "enormemente valioso" para la lengua española, el primer valor cultural compartido con cientos de millones de personas. "Las conclusiones de esta convención servirán a todos los poderes públicos y entidades que prestan servicios de interés general para mejorar la transparencia de sus programas y actuaciones, lo que contribuirá sin duda a fortalecer la calidad de las democracias", ha defendido Felipe VI en su intervención.
El director del departamento de "Español al día" y académico, Salvador Gutiérrez Ordóñez, ha sido el encargado de presentar este "mapa-guía", detallando que se trata de un documento con contenido como advertencias, recomendaciones, consejos y recursos dirigidos para obtener textos diáfanos. En la guía se sigue siempre la norma fijada por los diccionarios, gramáticas y[[LINK:TAG|||tag|||633612fc59a61a391e0a099f||| la ortografía]] de la RAE y ASALE y, como avances generales "para el logro de la claridad", se propone una formación buena en lingüística y en expresión de los profesionales. También apunta a una mayor educación en las disciplinas científicas a los ciudadanos y por último se reclama el "papel mediador" de la prensa.
No obstante, en el apartado de gramática se efectúa una selección de los temas que "mayores dificultades plantean a la claridad". Entre ellos, se abordan ejemplos con el foco puesto en gerundios, el género, el uso de oraciones pasivas, coordinaciones o subordinaciones. Asimismo, Gutiérrez Ordóñez también ha avanzado que cuenta con una sección de discursos en la que se explican problemas frecuentes, tales como el párrafo largo, los incisos o las enumeraciones. Y, en semántica, se abordan conceptos "que subyacen a la opacidad lingüística" como presuposiciones, la ambigüedad, contradicciones, paradojas, eufemismos o redundancias.
"El respeto de las normas ortográficas es esencial para la claridad de los escritos", ha destacado el académico, quien ha aludido a la "influencia en la claridad" de la acentuación, la puntuación, el uso de las mayúsculas, frente al "efecto de opacidad causado por las palabras no biendigeridas que llegan de fuera", como los "extranjerismos crudos".
El director de la RAE, Santiago Muñoz Machado, ha defendido la importancia de la celebración de esta convención, así como de la publicación de la guía, incidiendo en la necesidad de un mayor lenguaje claro en la administración. En especial, se ha referido también a la relación del habla con la igualdad de género. El académico ha alertado que desde la institución "no se puede correr el riesgo de imponer formas lingüísticas que los ciudadanos no aceptan", ni diferenciar el lenguaje usual del lenguaje "políticamente correcto". "No podemos animar a fragmentar la normativa de la lengua que se ha mantenido unida sin perjuicio de sus variantes territoriales durante tres siglos", ha apuntado.
No obstante, ha recordado que la RAE ha modificado "intensamente" el diccionario para eliminar muchas definiciones hechas en tiempos históricos que no tenían la misma valoración social que hoy del sexo femenino. También ha advertido que muchas formas generalizadas en el lenguaje usual tienen alternativas de expresión que no alteran el sistema de la lengua y favorecen la visibilidad del sexo femenino en el lenguaje. "Únicamente nos rebelamos contra las imposiciones o las transgresiones forzadas de reglas para proponer innecesariamente otras que no encajan en ese sistema de la lengua y que afean la expresión de un idioma tan bello como el español", ha concluido.