Asiste el sevillismo estupefacto en los últimos días a una representación escénica que no se sabe si es comedia, sainete de los hermanos Álvarez Quintero o vodevil. O de todo un poco. En el proscenio, tras las bambalinas o a cargo de las tramoyas. Con personal técnico vernáculo, americano o ruso y artístico que llenaría media ONU. Calvos, con pasajes sacados para Turquía o con rastas. ¿Qué puede ir mal con ese elenco y una historia disparatada que bebe de los maestros del surrealismo? Si la semana pasada empezó con las noticias de que a 777 Partners se le había gripado la tragaperras y sólo salía le salía 000, al tiempo que un oligarca ruso le rebañaba la recaudación, su...
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