El cochambroso Festival de Eurovisión nos ha brindado un demoledor panorama del lodazal en que chapotea España (y por extensión el pudridero europeo). Conviene, en primer lugar, reparar en las argucias de la izquierda caniche. En lugar de impulsar acciones políticas que impidan la matanza de inocentes en Gaza proponen a sus adeptos «apagar el televisor» cuando intervenga la cantante israelí, o jalean que el público asistente al bodrio la abuchee o increpe. Postureos inanes y desahogos de alimañas, puro 'wokismo' aspaventero que, mientras brinda un espejismo de satisfacción moral a sus adeptos, permite a la izquierda caniche seguir lamiendo las almorranas de sus amos. Y, mientras la izquierda caniche impulsa estas acciones cosméticas, la derechita valiente promueve el 'televoto'...
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