El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, ha pedido este lunes a la comunidad internacional que reaccione para frenar la inminente operación militar israelí en Rafah, el enclave situado en el extremo sur de la Franja de Gaza donde cerca de 1 millón y medio de palestinos se refugian de los combates.
El Ejército israelí ha iniciado las labores de evacuación pidiendo a los civiles que residen en los barrios de la zona oriental de la localidad, fronteriza con la península del Sinaí, que los abandonen «inmediatamente». Según la cúpula política y militar israelí, Rafah es el último bastión de Hamás en Gaza, y la zona donde esconde a los rehenes.
Múltiples organizaciones humanitarias han hecho saltar las alarmas por las consecuencias «catastróficas» que podría provocar una incursión terrestre en el enclave para la población civil, especialmente para los niños.
Borrell tachó de «inaceptable» la orden de evacuar Rafah, una señal que, en palabras del Alto Representante de la Unión Europea para Política Exterior, hace temer los peores pronósticos: «Más guerra y hambruna». «Es inaceptable. Israel debe renunciar a una ofensiva terrestre y aplicar la resolución de Naciones Unidas», trasladó Borrell en redes sociales. «La UE, con la comunidad internacional, puede y debe actuar para evitar tal escenario».
En esta misma línea, la viceprimera ministra belga, Petra De Sutter, ha denunciado este lunes que la operación en Rafah «conduce hacia una masacre» y ha anunciado que Bélgica trabaja en «nuevas sanciones» contra Israel, más allá de las que impuso en marzo sobre los colonos israelíes violentos. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia, por su parte, ha ratificado su «firme» oposición a la incursión terrestre en Rafah. «El desplazamiento forzoso de una población civil constituye un crimen de guerra», zanja el comunicado.
