Ni hay igualdad de oportunidades con la EBAU para los alumnos de toda España, ni se busca la excelencia ni coordinación entre las autonomías y, sabiendo lo mismo, un alumno podría aprobar en una comunidad o suspender en otra, al igual que sacar un 10 cuesta más o menos dependiendo del lugar en el que el alumno se examina. Estas ideas, que hasta ahora se habían manejado desde distintos ámbitos políticos y educativos, son las conclusiones de un un análisis comparativo sobre la prueba de acceso a la universidad de 2023 en las 17 Comunidades autónomas realizado por Escuela de Todos, una plataforma integrada por 15 asociaciones con sede en diferentes autonomías bilingües en la que han intervenido Joan Font, Ana Losada, Berta Romera, Julian Ruiz-Bravo, Iván Teruel, José Miguel Velasco. Lo explica de forma gráfica Losada: “Cada alumno sale a la portería a meter un gol, pero cada uno lo hace con reglas de juego diferentes”.
Según este estudio, el examen de la asignatura de Lengua Española y Literatura sería una “bicoca” en Asturias, Galicia y Comunidad Valenciana, “campeonas en la inflación de notas”, en la asignatura de Historia lo sería Cantabria, mientras que en Andalucía y Navarra solo sería necesario estudiar el 25% del temario para sacar un 10. De ahí que los autores exijan la “necesidad de unificar las pruebas para respetar la igualdad de condiciones de todos los alumnos porque se está vulnerando un principio constitucional y se favorece el privilegio competitivo y la deslealtad entre comunidades; hay una competición entre ellas para ver quién se lo pone más fácil a los alumnos”, han señalado. También han cuestionado afirmaciones como la de que los alumnos catalanes dominen el castellano. “No es cierto, porque para asegurar esto se toma como referencia la nota de la selectividad, pero no se miden magnitudes equivalentes en cada autonomía”.
Así, los alumnos que se presentan a la EBAU se enfrenten a un número de preguntas y enunciados diferentes, dependiendo de la autonomía en la que se presenten al examen; también hay pautas dispares en la extensión de las respuestas; y lo mismo ocurre con los criterios de corrección con los que se penalizan más o menos a los alumnos.
Aunque los alumnos deben ser examinados de cinco bloques de contenido (Álgebra, Geometría, Análisis y Estadística y Probabilidad), tal y como establece la orden del Ministerio de Educación que regula la prueba, hay autonomías en las que los alumnos no se examinaron del bloque de Estadística y Probabilidad. Es el caso de Andalucía, Ceuta y Melilla, Cataluña y Navarra.
Además, mientras en Andalucia y Navarra los alumnos podían centrarse unicamente en el bloque de Análisis (un 25% del temario integro) para sacar un diez; en Castilla-La Mancha, en cambio, había que estudiar tres cuartas partes del temario (un 75%, es decir, tres de los cuatro bloques totales). En el resto de comunidades, en cambio, los alumnos tienen que estudiar al menos dos bloques de los cuatro totales para poder sacar un diez.
También son diferentes los criterios de corrección. Según el estudio, los errores de cálculo “se evaluan de diferente manera, salvo en seis de ellas, que sencillamente no dicen nada sobre como tratarlos”. Así, por ejemplo, en Andalucía, al alumno se le quitan 2,5 décimas por cada error de cálculo, pero en Cataluña no sería penalizado si el error no tiene trascendencia, o solo se le quitaría 0,25 décimas si eso condujera a un desarrollo erróneo que prosigue correctamente; mientras que en Castilla-La Mancha, Asturias, Galicia o Canarias no se refiere nada.
Para empezar, con respecto a la asignatura de Historia de España, los alumnos llegan al examen con diferencia sustanciales de conocimientos ya que en unas autonomías se imparten cuatro horas lectivas a la semana y en otras tres.
En lo que respecta al temario, el Ministerio de Educación plantea que el examen tiene que tener cinco grandes bloques de contenidos que se pueden desarrollar en doce temas, un asunto en el que se encuentran ya diferencias, como es el caso de Cataluña, donde el alumno que se presenta a la EBAU tiene que estudiar solo seis temas de los 12 establecidos, es decir, el 50% del temario que establece la orden ministerial y “cuando llega el examen solo evalúa de dos bloques de contenido”.
Otras comunidades que incumplen la orden ministerial, según el estudio, son País Vasco (no evaluó de tres bloques y Valencia (no evaluó de dos) y Murcia (no evaluó de uno). Valencia, Cataluña y País Vasco “no evalúan el 70% de los aprendizajes estipulados como obligatorios por el Ministerio”, dice el estudio.
El estudio mantiene que hay estructuras de exámenes muy diferentes que tienen que ver con la tipología de las preguntas. Hay algunas autonomías en las que toda la puntuación se centra en que se responda a las preguntas semiabiertas, como es el caso de Cantabria y Asturias, Castilla y León, Galicia o La Rioja, pero, en cambio, hay otras en las que el peso de la nota recae en que el alumno tiene que hacer bien el desarrollo de un tema, como es el caso de Castilla-La Mancha, que otorga el 60% de la nota, o Madrid (45% de la nota depende de ello) o Andalucía, Ceuta y Melilla (55% de la nota).
En Cataluña, sin embargo el 50% de la nota depende del comentario de una fuente histórica, mientras en Galicia o La Rioja este ejercicio no existe. “No es lo mismo desarrollar un tema que contestar a una pregunta semiabierta”, aseguran los autores.
A eso se une la opcionalidad. Hay comunidades autónomas que sobrepasan el 50%, como es el caso de Cantabria, seguida de Andalucía, Ceuta y Melilla y Castilla y León. Pero en el otro extremo están los alumnos de Baleares, País Vasco o Comunidad Valenciana que apenas pueden elegir lo que quieren contestar.
¿Cuántos temas tendría que estudiar un alumno para sacar un 10? A los alumnos de Murcia les bastaría con uno (el 17% del temario estudiado); en País Vasco o Cataluña valdría con dos, mientras que los de Asturias, Canarias, Castilla-La Mancha o Castilla y León tendrían que aprenderse cinco para alcanzar la máxima nota (el 38% del temario).
Los criterios de corrección también marcan la dificultad de la prueba: muy concretos en casos como el de Cantabria; o muy generales como el caso de Navarra.
Asimismo, hay seis comunidades autónomas, tienen criterios de penalización ortográfica, pero en el resto no supone una bajada de nota.
“La Ebau de Historia no busca la excelencia, sino facilitar que el alumno obtenga la máxima puntuación”, concluye Ana Losada.
En el caso de la asignatura de Lengua y Literatura, el sistema de acceso “es un caleidoscopio”, asegura Julián Ruiz Bravo. Para sacar un diez hay que estudiar todos los bloques (compresión y expresión, conocimiento de la lengua y educación literaria). Pero solo muestran el equilibrio respetanto los porcentajes que marca el Ministerio Aragón, Cantabria, Castilla y león y Extremadura. Hay infrarepresentación de algún bloque en Canaria, donde no se pregunta a los alumnos de la parte de Educación Literaria, por poner un ejemplo. Lo mismo ocurre con el bloque de otros bloques como el de Conocimiento de la Lengua, en que se pregunta menos de lo que exige el Ministerio.
Ruiz Bravo asegura que “tenemos exámenes a la carta” por al altísima opcionalidad que tienen los alumnos a la hora de hacer un examen. Es el caso de Galicia, si el alumno contesta a uno de los bloques, como el de Educación Literaria, podría sacar un 8. Así, “estudiando solo un bloque se puede aprobar y estudiando dos, un ocho”. En la primera de las situaciones estarían hasta 11 comunidades autónomas. sacar buena nota” de tal manera que se puede aprobar contestando un solo bloque del examen en 11 comunidades autónomas, aunque las comunidades que “más privilegios competitivos ofrecen a sus alumnos para que aprueben con la mayor nota posible son Asturias, Galicia y Comunidad Valenciana”. La opcionalidad, “es máxima”, y hay una “disparidad absoluta a la hora de penalizar errores ortográficos. Por ejemplo, en Aragón un alumno podría tener hasta cinco faltas de ortografía sin que eso le restase nota, mientras que el alumno estaría suspenso en Extremadura o le habrían quitado 2,5 puntos en Murcia.
Por último, los autores del estudio consideran que el borrador de nueva EBAU planteado por el Ministerio de Educación “no da respuesta a los problemas de la selectividad porque no ataja ninguno de los problemas que hemos detectado. No se crea un marco común y esto hace que cada año lleguen a las universidades menos preparados con notas infladas”.