Tras un periplo institucional, el primero tras ser refrendado por las urnas, sin reuniones de envergadura, Alfonso Rueda vuelve a Galicia con la ratificación del Gobierno de Argentina de que «las reglas de juego no se van a cambiar» para el sector pesquero, y que las empresas gallegas asentadas en el país sudamericano «van a poder seguir compitiendo como hasta ahora». No es magro botín para traer en la maleta -o en la mochila, en su caso-. Sobre todo si coincide en el tiempo con el encontronazo dialéctico entre la Casa Rosada y La Moncloa por las acusaciones veladas de Óscar Puente, ministro de Transportes, a Javier Milei, presidente argentino; sin enmendar desde la Presidencia española. «Nosotros vinimos a todo lo contrario», contrastaba el sábado el presidente gallego desde Buenos Aires. La estancia de cinco días del mandatario gallego dejó más visitas a empresas con participación de la Comunidad y abrazos a la diáspora que encuentros al más alto nivel. Casi sobre la bocina, Rueda se vio el último día con Antonio López Cazorla, subsecretario de Pesca de Milei y, por tanto, máxima autoridad de la materia en el país. Éste le transmitió un mensaje de «tranquilidad» para los empresarios gallegos del sector, con los que igualmente se vio el presidente de la Xunta antes de coger el vuelo de vuelta a casa. López Cazorla trasladó a Rueda que son conscientes en el gobierno argentino de la «importancia» que tienen empresas como las que Rueda conoció de primera mano estos días en la Patagonia, en el extremo sur del país. «Las incertidumbres de principios de año, los cambios que se aventuraban y las cosas que se apuntaban no se van a producir finalmente», explicó que le había asegurado el subsecretario de Pesca. En referencia a una maniobra de Milei, que amenazaba con subastas de cuotas y cambios legales. Ya se había descartado hace meses, pero que lo corrobore el gobierno argentino ofrece una seguridad extra. Seguridad «jurídica», además de «estabilidad institucional», es precisamente lo que buscan las empresas pesqueras con capital gallego. Que «quieren seguir creciendo» en Argentina. Con la aquiescencia del poder local, comprobó Rueda en persona, al mantener encuentros con gobernadores, que transmitieron su deseo de que esas firmas «se asienten todavía más», aumenten carga de trabajo -emplean a unas 5.500 personas- y hasta desarrollen 'in situ' el «proceso transformador» de la materia prima. Lo opuesto a Moncloa Rueda celebró que, además de contribuir, con su viaje, a «visibilizar la importantísima presencia» de las empresas gallegas, su estancia había permitido «dejar abierto un canal institucional» para resolver cualquier cuestión que surja; sin la frialdad que impone una distancia física de miles de kilómetros, gracias a «conocerse personalmente». El titular de la Xunta no desaprovechó la ocasión de subrayar que ese afán por «tender puentes», desde «la educación, la responsabilidad y la corrección institucional», es lo opuesto al 'modus operandi' del Gobierno de España, plasmado en el ataque verbal de Puente a Milei. «Las autoridades gallegas no somos así», remarcó Rueda, antes de lamentar que se provoque un incendio diplomático cuando «más falta hace poner las cosas fáciles» a los empresarios que trabajan al otro lado del charco, que sólo piden «seguridad» y, si es posible, «facilidades». Noticias Relacionadas estandar No Sin rastro de la «oposición en positivo» del BNG Pablo Pazos estandar No El PP responde al PSdeG que «carece de toda credibilidad» para dar «lecciones» sobre igualdad Pablo Pazos Quien sale reforzado del viaje es el conselleiro do Mar, Alfonso Villares. Antes de que Rueda anunciara su gobierno, el exalcalde de Cervo (Lugo) figuró como descarte en alguna quiniela. Rueda renovó su confianza en él y Villares le ha escoltado en su primer viaje tras el 18F, en el que la pesca ha ocupado un lugar primordial.