Las principales agencias de inteligencia europeas han advertido a sus gobiernos de que Rusia ha diseñado una campaña de “actos violentos de sabotaje” en todo el continente que incluyen un repertorio al más puro estilo del KGB, la temida agencia de seguridad soviética.
Según las fuentes consultadas por el semanario The Economist en diversas agencias de inteligencia europeas, Rusia ha comenzado a planificar acciones como bombardeos encubiertos, ataques incendiarios o daños a la infraestructura en suelo europeo, directamente y a través de representantes.
La única buena noticia es que el objetivo no es causar muertes civiles, según creen los funcionarios de inteligencia consultados.
"Evaluamos que el riesgo de actos de sabotaje controlados por el Estado aumenta significativamente", dijo Thomas Haldenwang, jefe de la inteligencia interna alemana, al semanario. Rusia parece estar cómoda llevando a cabo operaciones en suelo europeo “con un alto potencial de daño”, dijo en una conferencia de seguridad el mes pasado Haldenwang.
Haldenwang recordó que recientemente dos ciudadanos ruso-alemanes fueron arrestados en Bayreuth, Baviera, por supuestamente conspirar para atacar sitios militares y logísticos en Alemania en nombre de Rusia.
Además, a finales de abril dos hombres fueron acusados en el Reino Unido de haber iniciado un incendio en un almacén que contenía envíos de ayuda para Ucrania. Los fiscales ingleses los acusan de trabajar para el gobierno ruso.
Mientras tanto, en Suecia, los servicios de seguridad están investigando una serie de descarrilamientos ferroviarios recientes, que sospechan que pueden ser actos de sabotaje respaldados por el Estado.
Asimismo, Rusia ha intentado destruir los sistemas de señalización de los ferrocarriles checos, según declaró el ministro de Transportes del país al Financial Times el mes pasado.
En Estonia, agentes de inteligencia rusos perpetraron un ataque contra el coche del ministro del Interior en febrero y contra periodistas, según informó el Servicio de Seguridad Interna del país. El Ministerio de Defensa de Francia también advirtió este año sobre posibles ataques de sabotaje por parte de Rusia a instalaciones militares.
"La conclusión obvia es que ha habido un aumento real de la actividad rusa", dijo Keir Giles, consultor senior del grupo de expertos Chatham House a The Economist.
“No se puede decir si eso es un reflejo del hecho de que los rusos le están dedicando más recursos; si están siendo más descuidados y los atrapan; o si la contrainteligencia occidental simplemente ha mejorado en detectarlo y detenerlo”, añadió. “Sin embargo, sea lo que sea, están sucediendo muchas cosas”, concluyó.
La creciente agresión por parte de la inteligencia rusa también refleja el deseo de los jefes de espías del país de reafirmarse después del revés más grave desde el colapso de la Unión Soviética.
En las semanas posteriores a la invasión rusa a gran escala de Ucrania, más de 600 oficiales de inteligencia rusos que operaban en Europa con cobertura diplomática fueron expulsados, lo que causó graves daños a la red de espionaje del Kremlin en todo el continente.
En un informe reciente, los analistas del Royal United Services Institute del Reino Unido destacaron los esfuerzos que Rusia había realizado para reconstituir su presencia en Europa, a menudo utilizando representantes. Entre ellos se incluyen miembros de la diáspora rusa y grupos del crimen organizado con los que el Kremlin tiene vínculos de larga data.
También se ha producido un cambio estratégico clave, con los llamados “Comités de Influencia Especial” que coordinan las operaciones de inteligencia país por país para el Kremlin, reuniendo lo que antes eran esfuerzos fragmentados de los rebeldes servicios de seguridad del país y otros actores del Kremlin, sostiene la información de la publicación británica.