A pesar de los esfuerzos por reintegrar a Keiko a la vida salvaje, su preferencia por interactuar con humanos dificultó su supervivencia en el océano.
Liberen a Willy fue uno de los grandes clásicos del cine durante los años noventa; sin embargo, pocos saben cómo fue el desenlace de la orca Keiko, quien protagonizó este inolvidable film estrenado en 1993, que cuenta el regreso del animal en cautiverio a su hábitat natural. La misma fue protagonizada por grandes estrellas como Jason James Ritcher, August Schellenberg y Michael Madsen, entre otros, y tuvo un éxito descomunal durante aquella época.
A pesar de que en la película Keiko protagonizó un épico final al lograr su liberación, no tuvo el mismo destino en la vida real. Es más, desde su nacimiento hasta el día de su muerte fue trasladado en reiteradas ocasiones a distintos parques, en los que se convertía en la atracción principal gracias a sus acrobacias y destrezas; mientras tanto, se deterioraba su salud a causa de las condiciones de los espacios donde se alojaba.
El animal acuático nació en Islandia, donde fue capturado de manera ilegal en Klettsvik, pero reubicado en el acuario de Saedyrasfnid para luego ser trasladado a Marineland, en Ontario, Canadá. En 1985, fue reubicado en México tras ser vendido, pero en el viaje fue sedado para llevarlo inconsciente. Por todos estos traslados, presentó problemas de salud tanto en la piel como en su aleta debido a la falta de movilidad y los lugares con poco espacio en los que vivía.
Keiko se convirtió en la principal atracción de Reino Aventura por sus acrobacias y trucos, pero el trasfondo de su vida nadie lo sabía. Para mantenerlo en buenas condiciones de salud, los adiestradores le daban suplementos vitamínicos y una dieta de 120 kilos de pescados diarios, pero la pileta de 40 metros de largo no era el suficiente para su tamaño.
En 1993, la orca saltó a la fama en Liberen a Willy, donde se narra una historia con mejor final que el suyo. Un niño rescata al animal de un parque acuático tras enterarse de los planes que tenía el dueño del acuario con Willy. Es por eso que su situación se volvió un tema de agenda en los medios, sobre todo, cuando se dio a conocer las condiciones en las que vivió a lo largo de su vida. Finalmente, gracias a una iniciativa entre activistas y Warner Bros, la Fundación Liberen a Willy-Keiko logró recaudar $20 millones para este fin.
El animal acuático fue donado al Oregon Coast Aquarium en Newport, Estados Unidos, para comenzar su adaptación al entorno natural. A pesar de mejorar su estado de salud y ganar más kilos, Keiko tuvo dificultades a la hora de relacionarse con otros animales de su misma especie. Además, se descartó su participación en un apareamiento debido a la falta de comportamiento dominante.
Pese a todo, se decidió liberarlo en el océano Atlántico, pero su constante preferencia de interactuar con humanos llevó a que las autoridades de Noruega tomaron la decisión de monitorearlo para facilitar su supervivencia en este nuevo hábitat, ya que su intento de reintegración a la vida salvaje no tuvo éxito.
Keiko falleció el 12 de diciembre del 2003, a sus 27 años, debido a una neumonía en la bahía de Taknes, Noruega, en condiciones de “semi-libertad”. Sin lugar a dudas, será recordada por siempre como uno de los animales más emblemáticos del cine norteamericano.
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