Es como un sinvivir en un bucle. Una pesadilla de temporada con el único paréntesis de dos meses de esperanza justo después del adiós diferido (y luego revocado) de
Xavi Hernández al ver cómo el equipo competía en la
Champions contra el
Nápoles y el
PSG. Pero competir, como reconoció el propio técnico en la sala de prensa de
Montilivi, implica hacerlo sin desconexiones y levantándose de los golpes. Lo hizo en el Pa
rque de los Príncipes ganando tras recibir dos goles en tres minutos. Y ya está. Lo de Girona fue el enésimo ‘déjà vu’. Con el rival desactivado como en
Montjuïc ante el Madrid y a ratos en el
Bernabéu, el regalo de
Sergi Roberto resucitó a un equipo de Champions con mayúsculas.
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