Urtasun ha salido torerito al revés, y ha retirado los premios a la tauromaquia, que es como ir tanteando la extremaunción del toreo ante el gentío. Pero me temo que no, que el toreo está ahí para siempre, como un vino, o un verso. Sostiene Urtasun que al pueblo ya no le interesa la fiesta de los toros, que queda de lema grandioso en estos días, por cierto, cuando no hay sitio para una corrida en Las Ventas. Estamos en el mismo momento en que el vecindario vendía un colchón para ver a Manolete. Sospecho que Urtasun, con esta gracia de retirar el laurel a un torero, ha arrimado al fin la tauromaquia a lo que es, en rigor: un...
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