La oniomanía o el síndrome de comprador compulsivo puede afectar tu salud mental y tu bolsillo. Te contamos de qué se trata este trastorno.
¿Son las dos de la mañana y sigues llenando tu ‘carrito’ de Shein, Temu o Amazon? ¿Te has preguntado por qué en lugar de dormir, tienes la urgencia de comprar artículos que realmente no necesitas? La respuesta podría estar en un trastorno llamado oniomanía, o como también se le conoce, síndrome del comprador compulsivo.
Todos alguna vez hemos tenido deseos incontrolables de comprar algo, al grado de que podemos experimentar ansiedad al no tener ese objeto que queremos tanto, o bien, una sensación de euforia pasajera cuando finalmente lo conseguimos.
Actualmente, adquirir cualquier producto (incluso la despensa) es tan fácil como dar clic en tu app favorita, sin necesidad de ir a una tienda física. Sin embargo, el placer de comprar puede convertirse rápidamente en una dependencia psicológica grave.
La oniomanía es el término que se utiliza en la psicología para describir a quienes tienen una obsesión por gastar dinero y una necesidad insaciable de comprar cosas, la cual forma parte del grupo de los trastornos de control de impulsos.
Gabriela Orozco Calderón, profesora de la Facultad de Psicología de la UNAM, señala que esta conducta adictiva “representa uno de los problemas actuales más graves, pues social y culturalmente se promueve tener bienes materiales y un estatus que nos haga sentirnos mejores personas, incluso más atractivos”.
La académica explica que la oniomanía es muy parecida neurobiológicamente a la ludopatía, es decir, a la incapacidad de abstenerse y detenerse en el juego. Añadió que como parte del diagnóstico, los especialistas detectan algunos “síntomas” o indicios de este trastorno, principalmente:
Un “adicto o adicta a las compras” puede terminar gastando el dinero de la quincena o todos sus ahorros en tan solo unos minutos, gracias a la facilidad que nos dan las aplicaciones móviles.
Además, en ocasiones, surge un sentimiento de culpa, ya sea porque hizo una compra que en realidad no era necesaria o porque al hacerla, se ha hecho de una nueva deuda que tardará bastante en pagar, lo que puede llevar a sufrir de depresión y estrés.
A nivel cerebral, hay alteraciones cognitivas en el individuo que también perjudican su toma de decisiones.
“Esta función se encuentra en la porción prefrontal del cerebro, en donde se incluyen neurotransmisores como la dopamina y la serotonina. En el caso de los afectados, las sustancias no trabajan eficientemente.”, explica Orozco Calderón.
La académica indicó que este comportamiento puede darse como una respuesta ante emociones negativas como venganza y aburrimiento, las cuales suelen acentuarse más en las fiestas de fin de año.
“Una persona normal siente placer al adquirir un producto porque ha tenido que juntar el dinero para obtenerlo, pero en una persona que es compradora compulsiva es más complicado”, advirtió la investigadora.
En el caso de la oniomanía, los afectados por este trastorno constantemente sienten ansiedad de adquirir productos, pero al obtenerlos disminuye la sensación placentera, por lo que finalmente terminan regresando lo que compran o almacenándolo sin usarlo.
Si crees que tú o alguien de tus conocidos muestra signos de esta enfermedad patológica, es recomendable acudir con un psiquiatra, quien por lo general recetará medicamentos como citalopram o naltrexona para nivelar las sustancias en el cerebro.
Además, también se aconseja tomar una “terapia cognitivo conductual para generar conciencia emocional y estrategias que limiten el comportamiento impulsivo de comprar”. Las personas con este problema igualmente pueden acudir a la Facultad de Psicología donde existe un centro de atención a las adicciones.
