La blancorexia es la obsesión, cada vez más presente en España (en gran parte provocada por las redes sociales), por conseguir unos dientes más blancos, objetivo por el cual el paciente puede llegar a someterse a tratamientos excesivamente invasivos sin un control médico adecuado. Si esto sucede, ponemos en riesgo nuestro esmalte dental, la sensibilidad dentaria y algunas cuestiones más que vamos a analizar con ayuda de cuatro expertos.
Los dientes se pueden aclarar de tono, efectivamente, y existen técnicas cada vez más depuradas y menos dañinas para ello. Pero para evitar ciertos peligros derivados de una mala praxis, en muchos casos fundamentada en la eterna insatisfacción del paciente que nunca ve sus dientes suficientemente blancos, hay que hacerlo bien, y dejarse aconsejar por los expertos en la materia.
La primera experta consultada es la doctora LaiQi Xiang Zhou, especializada en estética dental en CORE Centro Dental, (Madrid), que nos habla de la seguridad que proporciona, en muchos casos, lucir una dentadura bonita.
«Tener una dentadura alineada y bien proporcionada, así como unos dientes blancos, es cierto que ayuda al paciente a sentirse más seguro de su apariencia, algo fundamental para reforzar la autoestima. Además, tener los dientes más blancos hace que la sonrisa parezca más juvenil, lo que sitúa el blanqueamiento dentro de las terapias anti-aging tan demandadas hoy en día».
El doctor Fernando Soria, experto en odontología reconstructiva y estética, añade que «los dientes descoloridos pueden llegar a causar una mala primera impresión. Los dientes manchados pueden acabar con tu autoestima y afectar a tu vida personal. La gente ve a aquéllos con dientes amarillentos y manchadas como si tuviesen mala salud o no tan atractivos como podrían».
Y añade: «Este problema tiene un componente de afectación sobre el paciente más psicológico que biológico, ya que la decoloración es una afectación estética y no patológica».
Para empezar a entender esta obsesión por la blancura dentaria, la doctora Zhou de CORE Centro Dental aclara que «en realidad, los dientes no son blancos realmente, sino de color marfil. En nuestra percepción del color de los dientes no sólo influye el color en sí mismo, sino también la posición (un diente retrasado se percibirá más oscuro o gris), la textura o la forma del mismo».
Actualmente «existen técnicas que nos permiten aclarar el color del diente, pero, en líneas generales, cuanto más tiempo se prolongue el blanqueamiento y mayores concentraciones del producto blanqueador se usen, aumentarán también los posibles efectos secundarios como la sensibilidad dentaria», explica la experta.
Así pues, como primera recomendación, se hace especialmente importante estar «correctamente asesorados por un profesional con experiencia. Sólo así se pueden conseguir los mejores resultados estéticos, minimizando los riesgos». En principio, un blanqueamiento profesional de última generación no debe perjudicar al diente.
«El producto más comúnmente empleado es el peróxido de carbamida en distintas concentraciones, que va penetrando en el diente para aclarar el color. No altera la estructura dentaria y suele ser reversible; es decir, si no se realizan sesiones de recuerdo, el diente puede volver a su color original. En casos más extremos, siempre podemos recurrir a las carillas».
El doctor Fernando Soria habla de la blancorexia como un trastorno psicológico importante, que basa sus causas en factores intrínsecos del paciente; en el bombardeo publicitario; en las redes sociales; y en el deseo de imitar a las celebrities, «que lucen unos dientes a menudo exageradamente blancos. Se trata de un ideal no natural».
En la Odontología tradicional, este nuevo concepto de ‘extra blanco’ en las restauraciones estéticas, sean de cerámica o composite, «es difícil de aceptar, dado que el aspecto que transmite esa sonrisa va ser muy poco natural. Sin embargo, debemos atender a las tendencias, y la blancorexia es una de ellas».
Al doctor Soria le gusta más hablar de ‘aclaramiento dental’, en vez de blanqueamiento. «Los dientes tienen una superficie porosa sobre la que, con el paso del tiempo, se van depositando distintos pigmentos de nuestra alimentación, ocasionando el oscurecimiento de las piezas dentales (a veces, incluso, por la ingesta de ciertos medicamentos)».
Por ello, cuando realizamos un tratamiento de blanqueamiento, el producto químico que utilizamos, peróxido de hidrógeno o carbamida activado con una fuente de luz, penetrará en esos poros y eliminará los pigmentos. El resultado será un aclaramiento de la pieza dental, devolviendo al paciente el color que tenía cuando era joven. Esto es muy importante saberlo para no generar falsas expectativas«.
Las técnicas de ‘aclaramiento’ tienen una durabilidad concreta, de 3 a 5 años, y después necesitarán un ‘recordatorio’.
La decisión entre someterse a uno u otro va a depender de la necesidad individual del paciente, y del diagnóstico clínico del odontólogo.
«La propuesta de tratamiento dependerá si un paciente, partiendo del conocimiento del canon de la sonrisa perfecta, tiene un estado de equilibrio entre las formas, tamaños y proporciones de sus dientes, y por supuesto el color.
Según la presencia o ausencia del canon de la sonrisa perfecta indicaremos el tratamiento para conseguirlo. El color del diente es solo un componente del canon de una sonrisa bonita, no el único», explica Soria.
El denominado blanqueamiento consiste en «aplicar un gel que contiene peróxido de hidrógeno que, en una concentración del 15-30% oxigena el diente y lo blanquea. El gel se activa con una luz fría y el tratamiento dura una hora. Luego, el paciente continúa con sesiones diarias durante las noches en casa, con unas cubetas individualizadas para su boca».
Aquellos pacientes que desean una sonrisa extremadamente blanca, ‘sonrisa Hollywood‘, tienen la opción de las carillas de porcelana. «Las ventajas de este tratamiento: le permitirá modificar la forma, tamaño, proporción, alineación tridimensional y por supuesto el color».
Por su parte, la doctora Irene Esteve, odontóloga y experta dentofacial, apuesta por las carillas con la nueva técnica sin tallado del diente que emplean en sus clínicas, y que tienen un resultado definitivo que no lastima el diente.
Los tratamientos de blanqueamiento dental, por su parte, «han mejorado con el tiempo gracias a avances en la tecnología y la formulación de productos que reducen la sensibilidad y mejoran la eficacia del tratamiento«.
En el apartado de los peligros que puede provocar el blanqueamiento en gel, la doctora Esteve comienza hablando de «sensibilidad dental, irritación de las encías y daño al esmalte dental si el tratamiento no se realiza adecuadamente. Además, el blanqueamiento excesivo puede resultar en un aspecto poco natural y causar debilitamiento del esmalte».
«Los dentistas advertimos de que no hay que abusar de las técnicas blanqueadoras, siempre hay que hacerlas bajo nuestra supervisión, para no generar problemas. Además, abusar también de remedios caseros o falsos productos milagro puede ser muy dañino e irreversible para nuestros dientes».
Nadia Sarmini, doctora de la Clínica Dental Bernabéu, se centra en una de las principales consecuencias del abuso de los productos blanqueantes: la hipersensibilidad. «Ésta sucede especialmente al aplicarse los productos sin un análisis previo de la salud bucodental del paciente».
«Los profesionales lo primero que tienen que hacer antes de recomendar un blanqueamiento es cerciorarse de que el paciente no tiene caries ni ningún problema de encías”, afirma la doctora.
En caso de tener sensibilidad, “que es reversible”, la doctora recomienda el blanqueamiento dental activado por fotoactivación, que combinan en su consulta con tratamientos desensibilizantes patentados.
La doctora Sarmini explica que «es normal que la tonalidad de los dientes tienda a oscurecerse, ya sea por el paso del tiempo o por el consumo de productos como el vino, el café o el tabaco, que tiñen el diente».
Pero cuidado. «No es la primera vez que vemos a personas en redes sociales recomendar productos que actúan para conseguir un blanqueamiento casero en casa, como el bicarbonato, carbón activo, zumo de limón o agua oxigenada, sin percatarse a las consecuencias de su uso”, afirma la doctora.
