Crecí en un pequeño cantón llamado Liberia, conocido históricamente por su dependencia de la agricultura y la ganadería, aunque recientemente el turismo superó ambas actividades.
Liberia sigue siendo subdesarrollada, y la mayor parte de sus innovaciones se realizan con la participación de empresas internacionales o individuos del sector privado.
Desde los tres años de edad, soy nadadora competitiva, participé en muchas justas nacionales e internacionales, pero mis logros no reflejan el difícil camino recorrido debido a la ausencia de apoyo al deporte en Liberia.
No hay una piscina cantonal, por lo que debo viajar una hora y media varios días a la semana para entrenarme, sin ningún aporte económico para transporte o el equipo adecuado para la práctica de este deporte.
Liberia cuenta con un solo gimnasio público, compartido por jugadores de voleibol, baloncesto, balonmano, gimnastas y otros, lo cual es una dificultad para quienes se entrenan consistentemente y los que van a ejercitarse por recreación.
Los espacios dedicados al deporte no están en condiciones adecuadas y se han convertido en lugares que promueven malos hábitos, vicios e incluso vandalismo. Para nombrar algunos de los problemas, los pocos campos de fútbol carecen de mantenimiento, luces y gradas con protección solar, y los de tenis están en la propiedad de un hotel para el que los huéspedes tienen prioridad.
Según un estudio realizado por la Universidad de Osaka en Japón, el apoyo que un atleta recibe durante su carrera deportiva tiene un impacto positivo en su bienestar psicológico, aumenta la confianza en sí mismo y mejora el rendimiento y la capacidad para lidiar con el estrés.
Cuando estaba terminando el bachillerato internacional, también viajaba, varios días a la semana, una hora y media para un entrenamiento de natación de dos horas, y luego recorría la misma distancia solo para tener suficiente tiempo para comer y dormir.
Fue una época de bastante estrés, y creo que si mi cantón destinara más recursos a sus atletas, en mi último año mis logros académicos y deportivos, y mi bienestar psicológico habrían sido muy diferentes a lo que experimenté.
Tal vez Liberia no tenga suficientes recursos para dedicar al deporte, ya que existen otros problemas relacionados con el bajo rendimiento académico. Sin embargo, según un estudio de la Universidad de Kansas, en el cual participaron estudiantes atletas y no atletas, aquellos que dedicaban tiempo a los deportes estaban asociados a mejores resultados educativos, como por ejemplo altas tasas de asistencia, graduación y buenas notas, y porcentajes de abandono más bajos.
Por tanto, el deporte fomenta la disciplina, la gestión del tiempo y la persistencia, factores que contribuyen al éxito académico, concluyó la investigación.
Siempre supe que durante la semana no tendría tiempo para mis tareas escolares, y por eso los fines de semana estaban dedicados a ellas. Me aseguraba de mantenerme al tanto de mis responsabilidades académicas y atléticas fijando un horario para el éxito tanto académico como atlético.
Por consiguiente, equilibrar los recursos públicos de Liberia entre el sector educativo y el deportivo contribuiría a incrementar el desempeño de los estudiantes.
Además, según la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, participar en deportes trae beneficios físicos, psicológicos y sociales.
La participación en deportes desarrolló mis habilidades para estar en el gobierno escolar durante cuatro años, crear un grupo de apoyo religioso para chicas en mi comunidad y hacer mucho más.
En resumen, la falta de apoyo público al deporte en Liberia conlleva perder los beneficios mencionados y una afectación al desarrollo del talento atlético y el bienestar comunitario.
La autora es estudiante de Enfermería.