El culebrón de la Alta Velocidad en Galicia todavía no ha emitido sus últimos capítulos. El serial sigue. La información sobre la puesta en marcha el 21 de mayo de la «operativa», divulgada por el Ministerio de Transportes y Renfe este martes, no es lo que se esperaba en San Caetano. «Me gusta lo justo», dijo este jueves el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, desde Meis (Pontevedra). El titular del gobierno gallego no quiso mostrarse demasiado beligerante, apenas cinco días después de que el ministro del ramo, Óscar Puente, le asegurase en su toma de posesión que se duplicarían las plazas, hasta dos millones. Pero tampoco va a quedarse callado. «No quiero hacer ningún tipo de confrontación política innecesaria si se nos da información», señaló a los medios. A diferencia de Puente el sábado en Santiago, que sacó él mismo el asunto a colación, a Rueda le preguntó la prensa. Cauto, Rueda demandó «detalles». «Lo normal es informar al gobierno de la Xunta», indicó, «después de la paciencia que tuvimos en nombre de los gallegos». El propio presidente refirió que, más allá de esa charla con Puente en los jardines de San Domingos de Bonaval, en Santiago, en San Caetano se siguen enterando por la prensa. Que se ha hecho eco de lo comunicado por el Gobierno. Desde este jueves 18 se despachan los billetes del AVE entre Galicia y Madrid, que se anuncian a bombo y platillo en la web de Renfe. Desde el 21 de mayo, «más de 39.000 plazas semanales, con la puesta en servicio de los trenes S106». «Estreno del servicio AVE a Vigo, La Coruña, Santiago de Compostela, Pontevedra y Vilagarcía de Arousa». «Campaña de lanzamiento con 33.000 billetes con ´superprecios´ desde 18 euros». «Más plazas ofertadas, mejores tiempos de viaje, más prestaciones y mayor confort». Dos años y medio después de conectar la meseta con Orense, lo que hace Renfe es disponer, por un lado, un tren AVE por sentido en la relación Vigo-Madrid –algo más de 4 horas–, con salida desde la ciudad olívica a las 9:28h y llegada a la capital a las 13:34; en sentido contrario, de 19:18 a 23:36; y por otro lado, otro AVE entre La Coruña y Madrid –unas tres horas y media–, con salida de la ciudad herculina a las 19:50, para llegar a las 23:23; y de 14:41 a 18:14 a la inversa. El recorte es de apenas 16 minutos (18 en el caso de Santiago). Con obras de ampliación en la estación de Chamartín, Renfe precisa que «la oferta comercial (...) irá aumentando progresivamente en futuras fases». Sin ofrecer mayor concreción. Y lo que se sabe de momento, a ojos de la Xunta, consiste en «las mismas frecuencias que ahora». «No son trenes a mayores. Me gustaría que se aclarara. Necesitamos más frecuencias, más plazas y mejores horarios. Llevamos muchísimo tiempo esperando. Bienvenidos sean los trenes ya, Galicia los merecía hace muchísimo tiempo. Hubo sucesivos aplazamientos, compromisos incumplidos de gobiernos de todos los colores políticos, incluidos gobiernos, en su momento, del PP. Y si por fin, en esa fecha de mayo [el día 21] van a empezar a funcionar, espero que sea en las condiciones adecuadas», demandó Rueda. Esas condiciones, según estima la Xunta, pasan, «cuando menos, por siete frecuencias más, a mayores». Son reclamaciones «objetivas», remarcó el mandatario, a la vista de lo que el Gobierno está otorgando a otras autonomías. Desde diciembre de 2021, Galicia apenas ha podido experimentar un atisbo de lo que supone la llegada del AVE, porque sin los Avril no pasa de Orense. Y, aún así, dijo Rueda, se constata que es un «revulsivo». Tanto a la hora dedestacionalizar el turismo como para facilitar el día a día. Cuando se irradie de forma efectiva, permitirá que «todo sea (...) un poco más fácil». Supondrá «un antes y un después. Aunque quedará el regusto de las distintas oportunidades perdidas –Xacobeo, etc–. Triunfalismo socialista También pide explicaciones el BNG, que ha registrado iniciativas para reclamar una planificación efectiva y una programación de las frecuencias y servicios, así como una «política tarifaria para las mayorías sociales». «Aún no tenemos información», apuntó Néstor Rego, único diputado del Bloque en el Congreso. También lamentó que «Renfe está comunicando con poco tiempo de antelación los nuevos servicios». Información no aportó ayer precisamente el delegado del Gobierno en Galicia, Pedro Blanco, que escoltaba a Puente cuando este, el pasado sábado, colocaba el mensaje sobre la inminente llegada de los Avril –omitiendo su carrusel de retrasos, varios ya con el socialista vallisoletano al frente del ministerio–. Blanco, desde Vigo, trasladó su «satisfacción». «Por fin los tenemos aquí, vamos a estar perfectamente atendidos», señaló a los medios. No faltó la cuña dedicada a la Xunta y el recado a la nueva responsable de Infraestructuras del gobierno gallego, María Martínez Allegue, por comentar lo evidente: que la reducción de tiempos es mínima. «Va a ir poco a poco ajustándose», disculpó el que fue asesor durante el bipartito. «Es un día de celebración. Confrontar, sí, pero algún día vamos a poner buena cara y a celebrar las cosas buenas todos juntos», reclamó. El socialismo gallego, obediente, se afana por trasladar la buena nueva de la llegada de los Avril. La diputada nacional Montse García Chavarría celebró que sitúan a Santiago, y a toda Galicia, «en la vanguardia de las comunicaciones ferroviarias». Fruto, apostilló, del «ingente trabajo» de la Comisión de Transportes, de la que formó parte y que brevemente presidió José Ramón Gómez Besteiro. La alcaldesa de La Coruña, Inés Rey, elogió al Gobierno, pero fue prudente sobre el impacto en el turismo. Rueda, escaldado, resumió en una palabra lo que supondría que se cumpliera, al menos, con el 21 de mayo como fecha de puesta en marcha del servicio: «Aleluya».
