Y, el segundo día, volvió a defenderse al ataque. El ex director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) y vicepresidente del Gobierno con José María Aznar (PP), Rodrigo Rato, afrontó este jueves la segunda parte del interrogatorio en el juicio sobre el presunto origen ilícito de su fortuna que se celebra en la Audiencia Provincial de Madrid. En una línea similar a la mantenida este miércoles, el expolítico y exbanquero negó las irregularidades y volvió a cargar contra la Fiscalía Anticorrupción, a la que acusó de utilizar “prácticas inquisitoriales” y promover una “ficción impresentable” en la causa en la que pide para él más de 70 años de cárcel.
No obstante, en los primeros momentos del interrogatorio de su abogada, María Massó, el acusado reconoció que se había “equivocado” al acogerse a la amnistía fiscal que aprobó en 2012 el Gobierno de Mariano Rajoy y a la que se acogió para para tratar de regularizar bienes y rentas que habían escapado del control de Hacienda. Ese movimiento acabó dando lugar a la investigación sobre su patrimonio objeto de este juicio por las incongruencias detectadas en las rentas afloradas. Anticorrupción le acusa de 11 delitos fiscales y delitos de blanqueo de capitales y corrupción entre particulares.
“¿Qué quería aflorar con la regularización?”, le preguntó su abogada. Rato explicó que había regresado a España en 2008 —tras ser director gerente del FMI— y que tenía tres sociedades en el extranjero (Red Rose Investment, Wescastle Corporation y Vivaway Limited). Aunque, afirmó, “no tenía una sensación de estar ocultando nada, más que la titularidad”, sí pensó que la regularización era “el camino más fácil” para aflorar esos fondos. “Me equivoqué”, reconoció ante el tribunal. Y trató de poner en valor que aunque en ese momento se exponía a una condena de “responsabilidad civil” en el pleito por la salida a Bolsa de Bankia —del que resultó absuelto— se acogió esa amnistía. “Podía tener una presión para salvaguardar mis bienes y no lo hice”, aseveró.
El relato de la Fiscalía es radicalmente distinto. Anticorrupción sostiene que “lejos de haber regularizado [fondos] ni administrativa ni, menos aún, penalmente” utilizó esa medida “como un vehículo de blanqueamiento o limpieza de las ilícitas cuotas defraudadas que arrastraba desde hacía años por su patrimonio exterior”. De hecho, el Ministerio Público afirma que declaró únicamente ser propietario de la empresa Red Rose Finantial, pero “omitió cualquier referencia a otras sociedades” y declaró un patrimonio en el exterior de sólo 115.334 euros, por el que abonó 11.533 euros a Hacienda.
Además, la Fiscalía defiende que todas las cantidades ocultas a Hacienda habrían sido, además, objeto de “mecánicas de blanqueo” a través de “cuentas opacas” y “trust” financieros no menos opacos. Entre ellos, el llamado “crédito lombardo”, que son líneas de financiación flexibles “con la garantía de su abultada cartera de valores”, según el escrito del Ministerio Público. Otras de las vías de blanqueo habrían sido la supuesta compra, rehabilitación y puesta en marcha de un hotel en Berlín o las “millonarias ampliaciones de capital” de algunas de sus empresas.
Frente a esta tesis, Rato negó todas las irregularidades y se presentó como víctima de las “prácticas inquisitoriales” de la Fiscalía. “La impunidad con la que se actúa es tremenda”, dijo el expolítico y exbanquero, que volvió a acusar a los investigadores de promover una “ficción impresentable” y de utilizar “lo que le viene bien para la teoría del tesoro oculto”.
Sus críticas exasperaron a la fiscal, Elena Lorente, a la que Rato llegó a señalar con el dedo por, a su juicio, hacerle perder el tiempo. “Apuntar directamente a esta acusación… creo que se nos debe el debido respeto. Y lo reclamamos”, dijo la representante del Ministerio Público. “El respeto se gana. Y después de nueve años tengo el respeto por usted que tengo que tener. Vamos a poner a cada uno en su sitio”, espetó Rato. La presidenta del tribunal, la magistrada Ángela Acevedo cortó el rifirrafe afirmando que no iba a permitir a las partes que entraran en “ese tipo de discusiones”. “Si el acusado le falta al respeto yo me ocuparé, pero hasta ahora no lo ha hecho”, zanjó la jueza.
Tras más de tres horas de interrogatorio, la defensa de Rato solicitó suspender la declaración y alegó que su defendido no se encontraba en condiciones para seguir. “La verdad es que estoy muy cansado”, dijo el acusado. Está previsto que siga respondiendo a las preguntas de su letrada y de las defensas de los demás acusados el próximo lunes.