Estoy viendo El Faro, en la 8 TV del Mediterráneo, este martes 9 de abril. Su presentador, Lluís Motes, propone abrir el debate sobre lo dicho por el presidente Carlos Mazón (al que, aprovecho para felicitarle por haber alcanzado tan espléndidamente los cincuenta años) en la sesión del Senado –Comisión General de las Comunidades Autónomas- en la que intervino. Una sesión especial en la que se hablaron de muchas cosas. Incluso de la ley de amnistía, que era el leitmotiv de la convocatoria. El presidente del gobierno de España, ni ninguno ni ninguna de sus miembros y miembras, no quiso saber nada de lo que allí se dijese. Pedro Sánchez prefirió ir a Sevilla pensando que allí no le silbarían los oídos por lo de la amnistía. Y tanto que silbaron y abuchearon a su sanchidad. El presidente del Consell, Carlos Mazón, que sí fue al Senado—no como el bocazas de García Page al que toda la fuerza se le va por el pico- no dejó pasar la ocasión, y aprovechó la tribuna para reiterar su frontal oposición a la amnistía y cuantas insinuaciones y pretensiones se hagan, pretendan o digan, por quien lo diga sobre «esa ensoñación de los países catalanes , que es lo siguiente (refiriéndose a las sucesivas pretensiones que tratará de imponer el separatismo catalán, y Pedro Sánchez tragará) ni ha existido, ni existe ni existirá». Lo ponía de manifiesto el rótulo de la tertulia que aparecía en pantalla: «Mazón le recuerda a Aragonés en el Senado que ni amnistía… ni expansionismo ». María José Ferrer Sansegundo (PP) y Juan Manuel Badenas (Vox), tertulianos este martes, tenían enfrente a otros habituales de ese espacio, Ferran Puchades (Compromis) y Borja Sanjuan (PSPV-PSOE). No tardó nada en animarse el corro. Y más a partir del momento en que Badenas dio la razón a Carlos Mazón: «Quieren ser independientes –vino a decir de los separatistas—a costa del capital social de España y del capital cultural de los valencianos». María José Ferrer también dio respaldo a lo dicho por el presidente Mazón, tal como ella misma y en no pocas ocasiones anteriores, había comentado en ese mismo espacio televisivo. Ferran Puchades , por más que utilizase una sonrisa irónica, recurso que trata de usar como complemento a sus diatribas, trató de negar la mayor, que los países catalanes existan salvo que lo hagan fantasmalmente. Pero su catalanismo emocional le volvió a traicionar. A él y a esa parte de Compromis proveniente del Bloc que lo niega con la boca grande y lo ratifica con la pequeña. En la edición de ABC de la Comunidad Valenciana , su delegado, Alberto Caparrós, aportaba una prueba más de las ya conocidas y repetidas ensoñaciones que desde diversas instancias culturales, sociales, políticas, económicas de Cataluña insisten con cansina machaconería en hablar de los países catalanes. En esta ocasión volvía a ser el pertinaz Ómnium Cultural, que no disimula su querencia metomentoda. Y volvía a meter a las Fallas valencianas como fiesta del fuego de los países catalanes. Lo ha hecho en el anuario que anualmente edita. Congratulémonos los valencianos de bien que, a estas alturas del mes de abril, todavía queden sin vender bastantes de esos calendarios como para que se hayan tenido que rebajar de los nueve euros iniciales a los cinco actuales. Conviene poner de manifiesto por qué las Fallas nunca podrán ser una fiesta catalana . Baste pensar que su belleza, satírica o no, y artística monumentalidad está condenada al fuego. Que cada año se plantan por las aportaciones de los falleros, que se rascan la buchaca para hacerlas posible. Exigencias y condiciones que son del todo incompatibles con la idiosincrasia de quienes consideran quemarlas un despilfarro incomprensible. Si Ferran Puchades se hubiese tomado la molestia de leer en su totalidad el texto de la iniciativa legislativa popular, presentada al Parlamento de Cataluña, y que este mismo martes ha sido impugnado por unanimidad del pleno del Tribunal Constitucional, habría reparado que además de la independencia de Cataluña que pretendía esa ILP, el paso siguiente ya nos afectaba a los valencianos al pretender ampliar a los países catalanes sus ansias de independencia. Para tratarse de un fantasma, que nuestros catalanistas avientan con no poco sarcasmo, la cadena que arrastra se hace notar ruidosamente. A propósito de esta nueva injerencia catalanista, la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, ha pedido amparo al Ministerio de Cultura y Unesco , denunciando la manipulación a la que se pretende someter nuestras Fallas, fiestas que son Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Reconocimiento internacional concedido en 2016 por la que es Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Por cierto, Ferran Puchades le haría un bien a su propio Compromis si, la sonrisa que usa a la hora de hablar de fantasmas catalanistas , la usase para tratar de convencer a quien sea su diputado/a en el Congreso, para que sus voto, hasta ahora siempre pro-Sánchez, tenga alguna contraprestación a favor de la Comunidad Valenciana. De momento, esa sí que está siendo una fantasmal e inútil presencia en Madrid.