Afirmaba un líder pepero que el Gobierno «está utilizando la ley de amnistía para tapar la corrupción». La frase es rocambolesca; pero también sorprendentemente verídica. En un mundo que no estuviese plenamente desquiciado, un escándalo de corrupción se taparía con «cortinas de humo» chirriantes o truculentas, pero inanes, que mantuviesen a las masas cretinizadas chapoteando en la pocilguita del entretenimiento banal. Pero aquí el escándalo de corrupción se tapa, en efecto, con un escándalo de naturaleza más grave; prueba inequívoca de que todas las categorías han sido subvertidas y todas las resistencias morales han declinado. No sé si el Partido de Estado es «el que más se parece a los españoles», como a sus gerifaltes les gusta blasonar; pero desde...
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