En abril del 2020, Keir Starmer se convirtió en el sucesor de Jeremy Corbyn en el Partido Laborista. La figura de Corbyn, un hombre carismático que arrastraba militantes de la izquierda radical , chocaba frontalmente con el bajo perfil del abogado especialista en derechos humanos que fuera fiscal general y que tomó el testigo de una formación que no ha ocupado el gobierno desde hace más de una década. Eso podría cambiar el próximo año, cuando está previsto que se celebren elecciones en el Reino Unido, pero la personalidad poco atractiva e incluso , según sus detractores, aburrida, del líder de la formación, supone un obstáculo en una carrera en la que el resultado no está claro. Las encuestas, eso sí, siguen siendo favorables para la oposición pero no por méritos propios. Más bien, coinciden los analistas, es el resultado de una gestión conservadora llena de errores durante y después de la pandemia, tanto con Boris Johnson, como con Liz Truss , cuyo paso por Downing Street fue breve pero intenso, suficiente para terminar de hundir a los 'tories'. Noticia Relacionada estandar No Rishi Sunak: «Un hombre es un hombre y una mujer es una mujer, es sentido común» ABC «No deberíamos dejarnos intimidar haciéndonos creer que las personas pueden ser del sexo que quieran», ha dicho entre aplausos el primer ministro de Reino Unido En este contexto, de momento, Starmer resiste con la cabeza alta. De hecho, en el congreso anual de su partido prometió este martes transformar el país y «curarlo» tras las heridas provocadas por trece años de conservadurismo. Moderado en lo personal y en lo político , empezó su camino como líder laborista con un giro al centro tras la era Corbyn. Europeísta, anti-Brexit , quiere acercarse a los Veintisiete pero no contempla un intento de regresar a la UE, pese a que durante mucho tiempo fue defensor de un segundo referéndum. Nacido en una familia laborista, heredó su nombre del fundador del partido Casado desde 2007 con la también abogada Victoria Starmer, trabajadora del NHS, el sistema nacional de salud, con quien tiene un niño y una niña a quienes mantiene alejados de los focos, tenía por delante varios desafíos, como el de resolver las disputas internas , especialmente entre los aliados de Corbyn y sus detractores, y responder a las denuncias de antisemitismo, un asunto que le afecta especialmente ya que su esposa es judía, fe en la que están siendo educados sus hijos. Una vez calmadas las aguas en la formación, gracias a importantes cambios que ha hecho durante estos años, el reto de este parlamentario que ocupa su escaño desde el 2015, y que un año antes fue condecorado con el título de caballero por «servicios a la ley y la justicia penal» , aunque no quiere ser llamado «Sir», es acabar con el dominio de los 'tories' en el gobierno. l lema que hizo público durante su primer congreso laborista fue «un nuevo liderazgo», que ahora se pone a prueba de nuevo en el encuentro que esta semana se celebrará en Liverpool. Starmer, que acaba de cumplir 61 años, creció en un pueblo llamado Oxted, en Surrey, Inglaterra. Su padre trabajaba en una fábrica y su madre, que era enfermera del NHS, luchó contra una enfermedad rara y grave toda su vida , un hecho que el líder ha reconocido que lo marcó, dándole no sólo una enorme gratitud con la sanidad pública, sino ayudándolo a construir una personalidad resiliente. Nacido en el seno de una familia laborista, recibió su nombre de Keir Hardie, fundador y primer líder del partido, una señal que marcó su destino. No obstante, el hombre cuyo nombre heredó parecía tener a principios del 1900 más idea de lo que quería que Starmer, a quien se le acusa, pese a llevar tres años en la oposición y haberse asentado como un contendiente fuerte contra los 'tories', de no tener una agenda política lo suficientemente clara, con un discurso generalista con el que no se moja en temas específicos. Su última gran oportunidad antes de las elecciones es este congreso, concretamente el discurso que pronunciará el martes. Downing Street parece posible en su horizonte político, pero aún le queda mucho por hacer si quiere acabar con el mandato 'tory'.