La JMJ lusa estrena un modelo de catequesis más cercano para los jóvenes
Renovar las catequesis en fondo y forma. Era uno de los objetivos prioritarios del Vaticano para esta Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa. En concreto, del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, que está detrás de este encuentro multitudinario. Hoy este reto se ha puesto a prueba. En torno a las nueve y media de la mañana, centenares de obispos se distribuían por Lisboa y sus alrededores para reflexionar junto a los peregrinos sobre la ecología integral, una de las apuestas pontificales del Papa que va más allá del cuidado medioambiental, como refleja en su encíclica ‘Laudato si’ para defender la Creación y la dignidad del ser humano. Hoy el tema central será la amistad social, a partir de la encíclica ‘Fratelli tutti’ y mañana el punto de partida será la misericordia.En cualquier caso, el formato busca acabar con las charlas unilaterales de los presbíteros que en otras JMJ podrían alargarse hasta más de una hora con la correspondiente desconexión de quienes les escuchaban a los pies de un altar o un escenario. Los tiempos de alocución en la jornada de hoy se han reducido a no más de veinte minutos, tal y como pudo comprobar LA RAZÓN con algunos de los obispos españoles que intervinieron en las ‘Rise up’ –‘Levántate’- como ahora se denominan estas formaciones. Y es que, justo a la alocución de los pastores, se sumaron los testimonios y las preguntas de los jóvenes, así como dinámicas de trabajo en grupo para confrontar lo explicado por los ponentes.
«A muchos os habrán dicho que en la parroquia te comen el coco y hacéis cosas raras, pero nosotros sabemos que cuánto más en relación con Dios, más humanos somos», ha expuesto en un lenguaje coloquial el recién nombrado cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo, ante más de 5.000 jóvenes que le escuchaban en un mercado al aire libre en Sao Domingos de Rana.
Con esta misma cercanía, se ha dirigido el obispo de Getafe, Ginés García Beltrán, a los cerca de 2.000 peregrinos que se encontraban en el patio del colegio de los maristas en Carcavelos: «Tenemos que levantarnos de muchas cosas que nos hacen comodones, que nos hacen quedarnos en el sofá, como nos dice tantas veces».
Por su parte, desde Cascais, el obispo de Barbastro-Monzón, Ángel Pérez Pueyo, invitó a su auditorio a coger el teléfono móvil y relatar aquellas situaciones que les provocaban «escalofríos» y en las que necesitaban el apoyo de «una amiga como María».
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