Los Ángeles va camino a la ruina ante una huelga de guionistas que se avecina larga y complicada. Las dos partes enfrentadas, productores representantes de los estudios y los escritores de sus series y películas, no han llegado a un acuerdo de mínimos que garantice la continuidad de la industria. Muchos se han beneficiado de la edad dorada de la televisión, ejecutivos visionarios de un medio que no tuvo en cuenta a aquellos que se sentaban a crear sus contenidos. El martes, los miembros del Sindicato de Escritores de Estados Unidos se declararon en huelga, en gran parte porque la televisión ya no proporciona el sustento de muchas de las personas que la escriben.
Las huelgas en Hollywood no son nada nuevo, pero el enfrentamiento entre guionistas y productores viene de lejos. Son décadas de desconfianza entre los escritores y los ejecutivos, una brecha que se agranda ante la falta de aumento salarial. Ya lo vimos en el 2007 cuando los 12.000 miembros del Sindicato de Escritores de Estados Unidos pusieron piquetes frente a las compañías de producción de Hollywood. Este martes, volvieron los piquetes a las puertas de los estudios. En aquel entonces, Walt Disney Co. y Fox eran entidades separadas que luchaban contra sus guionistas empeñados en proteger los resultados de la taquilla. Los escritores, por su parte, peleaban por una porción del pastel de una industria multimillonaria. Después de todo, ¿cómo de entretenido sería Hollywood sin sus escritores? Hace dieciséis años, los jefes de los estudios estaban preocupados por la agresividad de los líderes del sindicato: el entonces presidente, Patric Verrone, y el director ejecutivo David Young, un veterano organizador sindical. Ante ellos, los estudios almacenaron guiones por si las moscas. El principal negociador de los productores fue el difunto Nick Counter, que estaba considerado del núcleo duro. En un intento de mostrar su fortaleza, los productores inicialmente no cedieron terreno y las empresas se vieron obligadas a reformular el material existente. Los líderes del gremio de escritores calificaron rápidamente la oferta como «un retroceso».
Bloqueo en cadena
Las huelgas de escritores son momentos significativos en la historia cultural de Hollywood y, a menudo, tienen que ver con la evolución de los diferentes aspectos del negocio que intentan asumir los avances tecnológicos que la impulsan. También implica que ningún miembro del sindicato escribirá nuevos guiones para programas de televisión, series o películas hasta que se vote poner fin a la huelga. Cuando los escritores atacan, el efecto dominó es enorme, particularmente para los trabajadores del medio catódico. La producción se ralentiza o se detiene, lo que significa que todas las demás personas que trabajan en el negocio del entretenimiento tienen que encontrar otro trabajo. También es notable para el público, ya que muchas series tienen que detener la producción.
La amarga huelga del 2007 se prolongó 100 días y ambos bandos salieron enfrentados. Muchos escritores perdieron sus trabajos y sus lucrativos contratos. El daño colateral se extendió a iluminadores, peluqueros, carpinteros y empresas de catering. Las pérdidas económicas se estimaron en más de dos mil millones de dólares y las interrupciones en la producción se sumaron a las presiones que empezaban aacusar a los estudios con las cadenas de transmisión.
El objetivo de la huelga es obligar a los productores a negociar, con la esperanza de llegar a un nuevo acuerdo básico; con un salario mínimo para trabajos de escritor, aumento en el pago de regalías residuales y derechos para aquellos trabajos cuando son comprados por redes de transmisión o de cable. Hay muchas otras formas en que los escritores ganen dinero en Hollywood, pero es importante tener en cuenta que muy pocos escritores ganan gran cantidad de dinero. Las negociaciones actuales se desarrollan en un momento difícil, con la mayoría de los propietarios de estudios desesperados por reducir costes. El modelo de televisión de pago se está desmoronando, el mercado de la publicidad es muy débil y Wall Street exige rentabilidad. Algunas compañías tratan de asimilar miles de millones de dólares de deuda contraída por adquisiciones recientes. Y no está claro si los jefes corporativos verían una posible huelga como una forma, al menos a corto plazo, de ahorrar dinero en costes de producción. Con el panorama tan negro, los ejecutivos revisan los armarios. Para ellos, este parón de producción se ha convertido en una oportunidad para hacer limpieza.