Con Iberoamérica conviene mantener buenas relaciones, nos gusten más o menos sus gobernantes de turno. Toca entenderse, sí, pero sin renunciar a ciertas puntualizaciones históricas. Petro, el presidente colombiano, ha venido a España a recibir el collar de Isabel la Católica justo después de criticar públicamente «el yugo español». La cantinela con la que se oculta que hace dos siglos que alcanzaron una independencia nacional efectiva que sin embargo ha mantenido en el ostracismo a las clases indígenas, ahora tan reivindicadas, mientras padecieron sucesivamente los yugos de las elites oligárquicas locales, de las guerras civiles, del narcotráfico y hasta de las guerrillas salvajes que tan de cerca conoce el propio Petro. Cuando dejaron de ser miembros del imperio español no...
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