Aún no se sabe si su posición ladeada se debe a que esquivó una bala en la bahía de Lepanto o bien se movió para tapar un agujero del caso de la galera, pero de lo que ya no hay duda es de que Santo Cristo de Lepanto de la Catedral de Barcelona no es ni negro ni renacentista. Al contrario: detrás de la densa capa de humo, barnices y suciedad acumulada durante los últimos 120 años se escondían en realidad una talla medieval y una «magnífica y antigua» policromía. Un sorprendente hallazgo que han presentado este miércoles el deán de la Catedral, Santiago Bueno, el conservador de patrimonio, Robert Baró, y las restauradoras Esther Gual y Ana Ordóñez, y que devuelve todo su esplendor a una de las figuras más veneradas de Barcelona y Cataluña. La idea, explican las restauradoras, «no era, ni por casualidad, cambiar el color del Santo Cristo, sino sencillamente consolidar y aplicar técnicas curativas necesarias para que la pieza estuviera bien», pero lo empezó como un proceso de consolidación de la pieza tras constatar que parte de la pintura se estaba desprendiendo se ha convertido en una restauración con sorpresa. «Comenzamos con la fijación de color de los brazos, la zona más delicada, y nos dimos cuenta de que la policromía se iba prácticamente con agua y la parte del cuerpo estaba en muy buen estado», ha explicado Ordóñez. «La oscuridad del Santo Cristo de Lepanto era suciedad y hubiera sido pecado volverlo a ensuciar», ha añadido Bueno. Noticia Relacionada reportaje Si El MNAC se expande entre viñetas David Morán Del retablo al tebeo, el dibujante Sagar y el guionista Jorge Carrión relatan la historia del museo barcelonés en un cómic que funciona como catálogo de arte remezclado El proceso de restauración, apuntan desde la Catedral, ha hecho visible la «magnífica y antigua policromía» desconocida de la talla de madera, en muy buen estado. «Puede apreciarse la expresividad de la cara y el realismo de las heridas propias de la Pasión», destacan las restauradoras. Hasta ahora, añaden, el color negro de la imagen se debían a siglo y medio de hollín acumulado. «El humo de las velas que durante siglos han ardido a sus pies ha favorecido esta policromía», aseguran desde el templo barcelonés. Antes Después La talla se fue ennegrecido durante 120 con hollín y el humo de las velas ABC / EP Una goma de borrar y agua destilada caliente es todo lo que han necesitado los restauradores para devolver al Cristo a su aspecto original y sacar a la luz la policromía del siglo XIX. A diferencia de la Moreneta, que sí que se decidió mantener oscurecida por motivos patrimoniales y de conservación, el Santo Cristo de Lepanto lucirá desde esta misma semana con su nuevo-viejo aspecto en su capilla de la Catedral. Según los expertos, se ha evitado alcanzar la policromía original para evitar dañar las capas posteriores de la talla. La otra gran novedad que arroja la restauración es la datación de la pieza, considerada hasta ahora como una talla renacentista del siglo XVI, y que los expertos sitúa ahora entre los siglos XIII y XIV, seguramente del XIII. Además, los estudios con luz ultravioleta y los análisis de la madera han permitido descubrir que en el siglo XIX se le añadió la barba y así como la sangre que brota de la herida en su costado derecho. El Santo Cristo de Lepanto está considerado un símbolo de la victoria cristiana en la Batalla de Lepanto, librada en 1571. Según la tradición, la talla estuvo en la nave capitana de la decisiva batalla de Lepanto de 1571, que impidió el avance de los turcos sobre Europa. Testimonios de la época relataron hechos milagrosos obrados por la imagen del Cristo durante la batalla, entre ellos los que explicarían su característica torsión, bien para para esquivar una bala de cañón turca, bien para cubrir un agujero en la bodega.-