Tocaba una de mansos el Dos de Mayo en Las Ventas. Mansos sin discusión, solemnes como el Himno Nacional que estrenó la Goyesca, aunque alguno acudió con su aquel al peto, metió la cara en las telas y ofreció ciertas opciones en una tarde que se adentró en el sopor. Huía la emoción como huían los de Valdefresno ante la mirada de la multitud: qué gran entrada. Ya el que abrió plaza fue fiel a su estirpe y buscó sus querencias. En el lado opuesto le planteó con inteligencia la faena Uceda Leal, elegante y clásico como siempre. Pronto se puso a torear, que Cantarero poseía una nobleza que quiso aprovechar el de Usera. Pero cuando echaba los vuelos a...
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