La firma relojera alemana NOMOS Glashütte ha rediseñado su reloj más popular con un triple objetivo: homenajear a Médicos Sin Fronteras, recaudar fondos que irán destinados a ayuda humanitaria y llamar la atención sobre el agravamiento de las situaciones de crisis en el mundo. Todo, sin desdeñar la calidad que caracteriza a sus piezas y que le valió el reconocimiento de Denominación de Origen Protegida el año pasado.
El modelo Tangente 38 de la compañía alemana NOMOS Glashütte nace como un homenaje a la labor desempeñada por Médicos Sin Fronteras (MSF) a lo largo de su medio siglo de historia. Es la forma elegida por la relojera alemana para mostrar su admiración hacia una organización con la que colabora de forma estrecha y frecuente. Para materializar este gesto de respeto, se ha incluido el color rojo corporativo del organismo humanitario en el número doce de la esfera y, además, se han fabricado únicamente 2.021 ejemplares —en alusión al año en que la ONG cumplió medio siglo de vida— y se ha incluido la inscripción en francés 50 ans de Médecins Sans Frontières a la altura del número seis. Parte de la recaudación total irá destinada a ayuda humanitaria directa.
Esta forma de cooperar a través del apoyo a MSF no es nueva para NOMOS Glashütte y se remonta una década atrás. Hasta el momento, la relojera ha fabricado más de 10.000 unidades y 14 modelos diferentes para la entidad, todos ellos con el distintivo color rojo en el número doce. “Por cada venta, según el modelo y el país, destinamos entre 100 y 250 euros, dólares o libras de manera directa a las personas necesitadas”, explica Florian M. Langenbucher, representante de relaciones públicas internacionales de la compañía. “Así cada reloj contribuye a que podamos prestar una ayuda de vida o muerte que, de otro modo, no sería posible”, matiza por su parte Christian Katzer, jefe de la sección alemana de MSF.
Y es que los recursos financieros de la organización provienen en su mayoría de las donaciones particulares. Esto es así desde sus orígenes en diciembre de 1971, cuando un grupo de 13 médicos y periodistas fundó el organismo para dar respuesta a las crisis más agudas, allá donde nadie actuaba. La primera misión en una zona de conflicto tuvo lugar en el Líbano, durante el desarrollo de una guerra civil. Actualmente, sus voluntarios y asociaciones colaboradoras están repartidos por todo el mundo y su actividad resulta fundamental a la hora de salvar la vida de numerosas personas cada día. Entre expertos en medicina, enfermería, psicología, administración y logística, decenas de miles de profesionales prestan servicio en más de 70 países. Por toda esta labor, la ONG recibió el Premio Nobel de la Paz en 1999.
La pieza de edición limitada que sirve para conmemorar el aniversario de MSF está basada “en nuestro modelo con cuerda manual más popular”, asegura el propio Langenbucher. Entre sus especificaciones técnicas, destaca una caja de acero inoxidable bipartita, con cristal de zafiro y un diámetro de 38 milímetros. Es resistente al agua y a las salpicaduras, su esfera galvanizada es de color blanco plateado, mientras que las agujas son negro oxidado. La correa es gris oscura, tejida y también resistente al agua, con una hebilla de estribo cuadrada de acero inoxidable. El calibre, como es habitual en la firma germana, es Alpha, de fabricación artesanal propia y regulado con valores cronométricos. Tiene larga duración —desde la compañía aseguran que solo se le debe dar cuerda cada dos días— y su precisión le ha granjeado varios premios.
Pero además de todos estos detalles y del gesto solidario que supone su compra, el reloj tiene garantizada su calidad por la nueva Denominación de Origen Protegida Glashütte, que recibe el nombre del pueblo alemán donde se fabrican y que fue concedida el año pasado. Con el reconocimiento, esta comarca de Sajonia se coloca al mismo nivel que el famoso Swiss Made en materia de relojería. De hecho, hacía más de ocho décadas que no se concedía tal reconocimiento a una técnica concreta en el país germano. Los promotores que han conseguido el sello han sido un total de nueve compañías, entre las que destaca la creadora del Tangente 38, por ser la que más relojes mecánicos produce de toda la denominación.
En paralelo al homenaje a MSF, desde NOMOS Glashütte quieren hacer un llamamiento sobre la compleja situación que presenta el panorama internacional en estos momentos y que hace “más necesario que nunca” la actuación de las organizaciones humanitarias. “Con el aumento del hambre en el mundo cada día, una situación que se ve agravada por la guerra en Ucrania, nuestro reloj quiere echar una mano e inspirar a otras entidades a hacer lo mismo”, subraya en este caso Oliver Nyikos, también representante de relaciones públicas internacionales de la firma. “Tangente 38 tiene el mismo precio que el modelo original que inspiró su diseño, pero la gran diferencia es que todos podemos contribuir en la construcción de un futuro mejor. Es muy posible —continúa Nyikos— que ayudar nunca haya sido tan importante como lo es en estos momentos”.
Para evidenciar su llamada de atención, Nyikos recuerda que “alrededor de 800 millones de personas en todo el mundo pasan hambre, debido a una combinación de varias crisis, que ha incrementado una coyuntura que ya era complicada en muchas regiones. A los conflictos locales se han unido la pandemia, las sequías y las malas cosechas, la muerte del ganado y, ahora, la guerra en Ucrania”. Para confirmarlo y precisar a dónde va destinado el dinero que recibe MSF, Bakri Abubakr, director de la organización en Somalia, especifica que “solo en una semana, hemos tratado a casi mil niños en nuestro programa de alimentación terapéutica para pacientes ambulatorios. El 30% de ellos sufría desnutrición aguda grave”.
