¡Ahí queda eso! Con toda la alegría del mundo, con los mejores recuerdos, con parte de la historia del toreo en medio centenar de obituarios de toreros, ganaderos y personajes irrepetibles de la órbita taurina. Paco March, compañero en la crítica, catalán y enamorado con pasión de la Fiesta, ha recopilado en un libro esos retazos de vida que significan las necrológicas. Y como cuando firmaba las crónicas de la Monumental, en La Vanguardia ha seguido con una serie de retratos íntimos, que lejos de ahondar en el pasado animan a un ilusionante futuro. De Pepín Martín Vázquez, el protagonista de Currito de la Cruz, a Joaquín Bernadó, el mejor torero catalán de la historia. De Chamaco, el torero que revolucionó Barcelona, a Dolores Aguirre, la ganadera que anheló bravura. De la muerte en la plaza de Víctor Barrio, a la vida vista a través de la cámara de Francisco Cano. De la leyenda de Victorino Martín al conocimiento de las entrañas del toreo en el poder en la sombra de Teodoro Matilla. Así, los protagonistas que van desapareciendo, que renacen en la pluma de Paco, en su sensibilidad para captar la personalidad de cada cual. Como se trata de un libro de despedidas, hasta dos epílogos lo rubrican. Y así, Luis Francisco Esplá, le pide al autor que demore su panteón funerario, mientras Agustín Díaz Yanes incide en que entre las muchas cosas buenas que tiene la tauromaquia es que no olvida, y que el relato taurino está hecho de recuerdos, conversaciones y exageraciones. E ironía, y alabanza ordenada y medida, y un sinfín de anécdotas que hacen de las piezas de Paco March obras para el recuerdo y el adiós.