Ante la decisión de una decena de naciones europeas de aceptar presiones de Washington y exigencias de Kiev para suministrarle tanques, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, consideró que ello solo beneficiará a la industria militar estadounidense.
De hecho, de acuerdo con un análisis publicado en el diario Financial Times, los 31 tanques Abrams M1 prometidos por la Casa Blanca a Ucrania, deberán fabricarse primero por la compañía General Dynamic, a razón de una decena mensual, eso si cae entre las prioridades del Pentágono.
Especialistas citados por la agencia Bloomberg aclaran que, en el caso de los Abrams, estos tienen ciertas complicaciones para el ejército ucraniano pues requieren una preparación más prolongada del personal que los va a operar.
Además, el referido blindado norteamericano demanda una sofisticada logística y retaguardia, incluida la garantía de piezas de repuesto y mantenimiento sofisticado de los motores de turbina, cuyo tanque de combustible de 500 litros debe ser llenado con nafta.
Tales blindados combatirían en Ucrania, donde el 24 de febrero del pasado año Rusia inició una operación bélica que el presidente Vladimir Putin anunció sería para desmilitarizar y desnazificar a ese país, así como frenar el genocidio en la región del Donbass.
Recientemente, el ministro ucraniano de Asuntos Exteriores, Dmitri Kuleba, expresó su esperanza en recibir unos 140 tanques de países occidentales, incluidos los mencionados Abrams, los Challenger-2 británicos y los Leopard-2 alemanes.
La aprobación por Berlín del suministro a Ucrania de sus tanques fue uno de los elementos más polémicos desde el inicio de este año, pues en su momento el canciller federal Olaf Scholz se negó a hacerlo, pero luego cedió a las presiones de la Casa Blanca.
En ese sentido, expertos citados por la página digital Vzgliad consideran que con el envío de tanques a la república exsoviética, Europa se empantana más en su subordinación a Washington o, lo que es lo mismo, pierde cualquier atisbo de soberanía en sus decisiones.
Según la publicación digital Voenoe Obozrenie, Washington evita por ahora hablar de una operación conjunta de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), en un intento por alejar la posibilidad de aplicar el capítulo cinco de su reglamento sobre defensa común.
Sin embargo, la actitud de países como Polonia, Lituania, Letonia, Estonia o Reino Unido, de involucrarse aún más en el rearme ucraniano, podría llevar al riesgo de que esos Estados se vean involucrados directamente en una confrontación con Rusia.
Lejos de su territorio, Estados Unidos traslada a Europa bombas tácticas nucleares que pueden ser situadas en aviones de combate, ahora desplegados en países europeos fronterizos con Rusia como Lituania, por ejemplo, afirman expertos.
Para James Richards, quien por varios años fue consultor del Pentágono y de la comunidad de órganos de inteligencia norteamericanos, crece el riesgo de que la escalada bélica en Ucrania dé paso a un conflicto nuclear con empleo de armas tácticas.
La confrontación comienza en Europa, como mismo ocurrió en su momento en las dos guerras mundiales (1914-1918 y 1939-1945, respectivamente). Tras esta última, Estados Unidos logró sacar grandes ganancias económicas y financieras.
Al mismo tiempo, la idea del rearme de Ucrania pierde adeptos en los propios Estados Unidos, pese a la maquinaria mediática para demonizar a Rusia y justificar la necesidad de azuzar el conflicto con más envíos de armamentos a la referida república exsoviética.
De acuerdo con una reciente encuesta de Pew Research Center, crece el número de interpelados que ya considera suficiente la ayuda brindada hasta ahora a Kiev (más de 20 mil millones de dólares), aunque este grupo sigue aún en minoría.
El exconsejero de Seguridad Nacional de Alemania Erich Vad arremetió contra el partido de los Verdes, al cual consideró como el único en ese país que lo empuja directamente a la guerra.
Vad se refería en ese sentido a la ministra de Relaciones Exteriores, Annalena Boerback, del referido partido ecologista, quien en una alocución ante el Parlamento Europeo llegó a afirmar que su nación estaba en guerra con Rusia.
Aunque desde el gobierno intentaron enmendar esa declaración fuera de la línea oficial de Berlín, ello demostró las diferencias internas dentro de la actual coalición «semáforo» en el gobierno germano, integrada por socialdemócratas, liberales y verdes (ecologistas).
El diario Bild señala que los llamados de Boerback a acelerar el envío de tanques a Ucrania creó contradicción en la alianza de poder, a lo que se sumaron críticas de esa funcionaria a la visita del canciller federal Olaf Scholz a China.
La jefa de la diplomacia alemana también rehusó participar en una reunión ministerial con su similar francés, al alegar que necesitaba tiempo para compartir con su familia, destaca la publicación.
LOS RASGOS DEL «SUICIDIO»
Una forma de mostrar cómo camina el «suicidio» europeo al seguir las demandas de Estados Unidos respecto a las relaciones de Europa con Rusia, aún cuando daña sus intereses nacionales, es analizar lo que ocurre en Reino Unido.
Aunque posee un potencial propio de extracción de petróleo y gas, necesita de importaciones a gran escala para cubrir toda su demanda, lo cual se completaba con combustible ruso. La suspensión de las compras de ese material a Moscú tuvo consecuencias negativas.
Londres vive desde hace varias semanas huelgas del sector de la salud, los ferrocarriles, el servicio de correo y la policía de fronteras, en demanda de mejoras salariales, en medio de una histórica inflación y el deterioro de las condiciones de vida de la población.
De acuerdo con Sky News, Reino Unido quedó fuera del quinteto puntero de potencias militares en el mundo y algo parecido ocurre en el plano económico.
Aparece Londres como una de las potencias occidentales que más aboga por brindar ayuda militar a Ucrania, aunque cuenta con un Ejército de 76 mil soldados, dos veces menos que en 1990, pero su agencia militar privada (G4S) cuenta con muchos más hombres.
De su lado, Alemania ya debió suspender planes de paralización de plantas nucleares en medio de la crisis energética, con afectaciones serias por la paralización del trabajo del gasoducto ruso North Stream 1 y la suspensión de la entrada en acción del North Stream 2.
LA POLÉMICA MERCANCÍA DE LA GUERRA
El suministro de tanques a Ucrania, en medio de advertencias del presidente de la Duma Estatal (cámara baja rusa), Viacheslav Volodin, de que ello tendrá consecuencias catastróficas, se convirtió en un paso más hacia el peligro de una internacionalización del conflicto.
Además, la idea de enviar esos blindados al referido país impulsó la polémica iniciativa de también suministrar aviones de combate, todo lo cual llevó al presidente Vladimir Putin a advertir que Rusia defenderá sus fronteras, y lo hará no solo con blindados y artillería.
Polonia consideró posible ceder sus cazas multifuncionales F-16 a Ucrania, mientras el presidente francés, Emmanuel Macron, expresó disposición a enviar sus cazas, en tanto el Reino Unido mostró disposición a hacerlo con cualquier tipo de armamentos.
El fracaso de la aplicación de más de 10 mil medidas punitivas unilaterales contra Rusia podría llevar a Occidente a forzar las acciones en el campo de batalla, con consecuencias impredecibles, estiman analistas citados por la publicación digital Vzgliad.
De darse un escenario como el descrito, sería muy probable que los ejércitos nacionales europeos deban involucrarse más directamente en la confrontación, para cerrar un ciclo de suicidio colectivo.