El Barça de
Xavi Hernández ha hecho saltar por los aires los moldes clásicos del estilo Barça, fundados por
Johan Cruyff y que vienen a ser algo así como unas tablas de la ley que resumen lo políticamente correcto en cuanto al juego, a la prensa, al socio, a la afición y a todo lo demás. La palabra mágica cruyffista es el entorno que es tan incierto y cambiante como los días de abril. El entorno ha asomado la oreja, solo una insinuación, para apuntar que en Villarreal el Barça de
Xavi no cumplió con el requisito sacrosanto de la posesión. ¿Se acuerdan de aquel 0-4 de
Tata Martino en Vallecas en el que el Barça había goleado pero había perdido la posesión? El bueno de Tata empezó a hacer las maletas.
Xavi, fiel observante de los mandamientos cruyffistas, los está cambiando radicalmente con tal de obtener tres puntos. Sabe que o gana la Liga o el entorno lo va a expulsar del universo activo azulgrana. A los que hemos sido resultadistas de antiguo nos parece bien. A pesar de siete victorias por 1-0, resulta que encabeza la clasificación con 43 goles, más que ningún otro equipo.
Marc ter Stegen mantiene el candado en la portería y puede batir récords con solo siete goles encajados hasta ahora.
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