El Barcelona llegó al campo villarrealense con ocho puntos ventaja en la tabla y salió con once. Venció apuradamente con errores inmensos en ambas áreas. Pero también en ellas hubo lo mejor de la noche. Araujo se convirtió en el inmenso zaguero de su equipo e incluso el mejor de ambos conjuntos. Pepe Reina, cuarentón, …
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El Barcelona llegó al campo villarrealense con ocho puntos ventaja en la tabla y salió con once. Venció apuradamente con errores inmensos en ambas áreas. Pero también en ellas hubo lo mejor de la noche. Araujo se convirtió en el inmenso zaguero de su equipo e incluso el mejor de ambos conjuntos. Pepe Reina, cuarentón, tuvo intervenciones propias de un avezado guardameta que sabe cuando ha de salir de su zona para despejar e incluso para evitar los disparos de gol. El central barcelonista abortó las mejores ocasiones amarillas. Yeremy Pino intentó repetidamente burlarle y no lo consiguió en ninguna ocasión.
El Villarreal ha puesto de lujo su estadio que este año cumple su centenario. En lo que va de año no ha respondido a las ilusiones que habían mantenido. Ha perdido los últimos tres partidos de modo consecutivo. No está en su mejor momento y jugar sin Gerard Moreno, que es su hombre más importante en el ataque, y casi el único, es como salir sin fuerza para doblegar al contrario. El Villarreal de Setién no suele crear grandes oportunidades para marcar y con Morales y Yeremi Pino como únicos atacantes la cuestión era muy compleja.
El Barcelona salió a dominar el balón lo mismo que pretendía Setién con los suyos. Capoue, Parejo, Coquelin y Baena formaron el cuarteto de centrocampistas, pero fue insuficiente para que el Barça se sintiera amenazado. Sin Busquets, con Kessié en su puesto, bastaron menos de tres minutos para que Lewandowski tuviera la primera oportunidad para marcar. Reina lo impidió. Un cuarto de hora después llegó la jugada barcelonista en la que antevinieron Rapinha, Lewandowski y Pedri y, finalmente, éste recibió del polaco el balón e hizo diana. La lesión de Coquelin, que pareció grave, fue la peor noticia de la noche. La pérdida de los puntos siempre podía considerarse un mal inevitable.
No funcionó firme la defensa amarilla. Pau Torres no es el mismo desde que regresó del Mundial de Qatar. Lo contrario ocurrió en el citado Araújo. El Villarrreal con las bajas de Lo Celso, Pedraza y Gerard Moreno no pudo se más efectivo ante un equipo que ha recuperado fortaleza en todas sus líneas.
Tras la salida de Coquelin, Setién optó por jugar con tres delanteros lo que no era lo más conveniente porque permitía al Barça tener más amplitud en el centro.
La Liga obliga al Madrid a jugar contra la clasificación. El miércoles recibirá al Elche que no ha de ser inconveniente para volver a los ocho puntos de distancia. Que seguirán siendo muchos.
Posdata. Hubo minuto de silencio por las tragedias de Turquía y Siria. Los amarillos lucieron en su camiseta un mensaje en inglés. El Barça lo hizo en catalán. En el minuto de silencio sonó la obra de Francisco Tárrega, villarrealense, “Lágrima”, título que no conoce ninguno de los relatores de los partidos del Madrigal, hoy La Cerámica.
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