Esta vez, no. El segundo no pudo con el tercero. El empate parecía que no se iba a dar desde el primer momento en que el Madrid salió en la segunda parte presionando, con más ímpetu, tratando de conseguir lo que es habitual. Pero en esta ocasión el adversario no solo se defendió bien, sino que puso en aprietos a Courtois, quien volvió a detener el balón que llevaba sello de gol.
El Madrid intentó ganar a la su modo. Ancelotti, cuando el partido no estaba de cara, recurrió a Modric y Asensio para tener más balón y la Real por lesión de Elustondo tuvo que modificar su defensa colocando a Zubimendi en el centro de la zaga. Y pese a un lateral derecho improvisado que tenía que vigilar al impredecible Vinicius, el equipo donostiarra se defendió con orden y llegado el momento su guardameta, Remiro, también hizo las paradas en que el tanto parecía claro. Sobre todo, porque quien disparó a gol con habilidad y casi delicadeza para superar al portero, por arriba, se tuvo que quedar con las ganas.
La Real no se conformó con el empate que era una gloria. Hasta el último instante trató de marcar. Kubo pudo hacerlo y Navarro, también. El Madrid, desde el principio, salió con más alegría al colocar a Rodrygo, Benzema y Vinicius arriba y contó con Camavinga que fue el lateral izquierdo ambicioso y llegó al área contraria casi como un delantero. Mas todos los esfuerzo madridistas acabaron siendo inútiles. Hasta el punto de que la última jugada fue en su área.
El Real Madrid tuvo que componer la defensa por las ausencias de Carvajal y Mendy. Lo más sensible, sin embargo, fue en el centro del campo de la Real porque le faltaron los dos hombres clave: Silva y Merino. Pese a la baja de los dos jugadores que componen el juego realista, el equipo mantuvo el mano a mano con el Madrid. Si bien los madridistas tuvieron dos oportunidades para marcar también tuvo jugadas de peligro el conjunto donostiarra. Toda la primera parte fue de equilibrio aunque en algunos momentos la balanza se inclinó por el lado local.
El Madrid fundamentó sus acciones de ataque en los dos brasileños, Vinicius hizo un par de maravillas y Rodrygo volvió a demostrar que sin tantos instantes imaginativos crea fútbol que lleva a los defensores contrarios gran preocupación. Rodrygo es capaz de burlar a varios contrarios en la misma jugada sin que recurra a adornos ni posteriores manifestaciones pidiendo el aplauso de la parroquia. Es mucho más modesto que su compatriota y sin ser tan espectacular hay momentos en que destaca por su eficacia.
Ancelotti dejó en el banquillo a Modrid seguramente para que descanse. Volvió a alinear a Ceballos que, otra vez, se hizo acreedor al prestigio que hasta ahora se le había negado. Ceballos ha vivido como suplente y posible traspaso, pero cuando se le han dado minutos ha dejado claro que no solo está en el futuro, sino que hoy también puede ocupar una de las plazas de los hasta ahora considerados imprescindibles .
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