El gobierno brasileño advirtió que los seguidores del expresidente Jair Bolsonaro pretenden "tomar el poder".
El gobierno de Brasil desplegó fuerzas armadas adicionales en todo el país para hacer frente a las esperadas manifestaciones de extrema derecha, horas después de que el expresidente Jair Bolsonaro publicara un video que cuestionaba el resultado de las elecciones de octubre.
A última hora de la noche del martes, el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, que asumió el cargo el 1 de enero después de que el líder de izquierda derrotara a Bolsonaro, dijo que grupos extremistas planeaban protestas en todo el país para derrocar al nuevo presidente.
El Gobierno, que citó publicaciones en las redes sociales llamando a una "mega protesta nacional para la toma del poder", desplegó fuerzas de seguridad adicionales en la capital Brasilia y en las capitales estatales para adelantarse a las manifestaciones.
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Las amenazas se producen días después de que miles de manifestantes pro-Bolsonaro irrumpieran en el Congreso de la nación, el Supremo Tribunal Federal (STF) y el palacio presidencial, exigiendo la intervención militar para desalojar del poder al izquierdista Lula.
Más de 1500 activistas de extrema derecha fueron detenidos el domingo tras los disturbios, mientras la policía desmantelaba campamentos pro-Bolsonaro frente a bases militares en todo el país.
Los manifestantes afirman, sin pruebas, que las elecciones de octubre fueron fraudulentas y han pedido a las fuerzas armadas que den un golpe de Estado.
El martes por la noche, Bolsonaro -que desafió la tradición al viajar a Estados Unidos en lugar de asistir a la toma de posesión de su sucesor- echó más leña al fuego al publicar un video en Facebook en el que cuestionaba abiertamente la victoria electoral de Lula.
"Lula no fue elegido por el pueblo. Fue elegido por la corte suprema y el Tribunal Electoral", afirmaba, reforzando una teoría conspirativa clave de la extrema derecha según la cual los tribunales habían manipulado las elecciones a favor de Lula.
Bolsonaro borró el video, pero es probable que sus partidarios lo interpreten como un llamado a la acción. Sus oponentes dicen que es una prueba más de la necesidad de procesar al expresidente, que ha dicho que regresará a Brasil en breve para recibir tratamiento médico.
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El auge de la extrema derecha se produce en medio de nuevas encuestas que sugieren que muchos brasileños están preocupados por la integridad de las elecciones, que Lula ganó por menos de dos puntos porcentuales.
Según una encuesta de Atlas Intelligence, casi el 40% de los encuestados dijo que Lula no ganó más votos que Bolsonaro.
Las elecciones, que se desarrollaron en dos vueltas, fueron supervisadas por observadores internacionales, que las consideraron libres, justas y confiables.
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Lula, que fue presidente durante dos mandatos entre 2003 y 2010, ha adoptado una línea dura contra los radicales de extrama derecha tras los sucesos del domingo. Los ha calificado de "vándalos y fascistas [que] tienen que ser castigados".
El Gobierno pidió al STF que tomara medidas para reprimir a los manifestantes, entre ellas detenciones, el bloqueo de cuentas en grupos de mensajería y la identificación de los vehículos implicados en las protestas.
Un gabinete de crisis decidió también reforzar la seguridad en las capitales de los estados. La guardia presidencial, regimientos de caballería y unidades de la policía militar fueron puestos en alerta en Brasilia.
"El país está a punto de entrar de nuevo en una situación grave, después de los trágicos acontecimientos del domingo 8, cuando el mundo, horrorizado, asistió al intento de destrucción total del patrimonio material e inmaterial", decía la petición del gobierno al STF. "Las instituciones están llamadas de nuevo a reaccionar".