Este pasado jueves se cumplían veinte años del campeonato mundial de triatlón conquistado por Iván Rañá (Ordes, 1979), pionero de la modalidad en España y que abrió el camino para los éxitos posteriores de Javier Gómez Noya y Mario Mola. —¿Qué recuerda de aquel 10 de noviembre? —Era un proyecto que empecé con mi entrenador, César Varela, cuando yo tenía 14 años y culminó con 23. Tardamos nueve años en conseguirlo. Al cruzar la meta se constató ese sueño, es la primera sensación que tuve al llegar a meta. Lo primero al llegar a meta fue querer tirarme a descansar en una sombra y luego ya disfrutarlo tranquilamente. Tenía allí a mis padres y fue especial. —Ha conseguido más medallas pero ésta ¿es su favorita, su mejor recuerdo? —Tengo que decir que sí. Es mi sueño y se cumplió. Había más gente detrás. Las condiciones no eran las favorables, no había grandes patrocinadores pero teníamos ilusión y había un gran grupo de trabajo. Se juntó mucha gente pensando que lo podíamos conseguir y al final lo logramos. —¿Cómo le da a un chaval de Ordes por el triatlón? —Porque me encantaba estar siempre en la naturaleza, corriendo, cuando conseguía una bici salir a roda… En aquellas no teníamos móvil ni ordenador. La información que te llegaba era muy poca. Echabas mano de tu imaginación, cuando llegaba el verano veías el Tour, con Miguel Indurain, Perico, Alvaro Pino, Gallego… Pero Indurain me marcó mucho, con esa presencia que tenía, ese saber estar y ese compromiso de apretar y ser generoso. Era un ídilo y eso me hizo querer ser deportista. Corría carreras populares, yendo en bici cuando podía y a los nueve años empecé en el Club Natación Santiago como nadador. Tenía tres deportes que me encantaban y en el momento que escuche que existía el triatlón me tiré de cabeza hacia ello. —¿Y qué le decían el pueblo cuando le veían nadando, yendo en bici y corriendo? —Alguno te miraba raro pero creo que con el tiempo la gente lo supo valorar y hoy en día hay gente corriendo, yendo en bici y la piscina está abierta en invierno. El deporte ha cuajado en el pueblo, en Ordes, y es bueno. Igual la figura que yo tuve ayudó en su momento pero ahora el deporte ya está normalizado. Es bonito ver el cambio que ha dado el deporte a nivel popular. —¿Cómo descubrió usted que había una modalidad que era el triatlón? —Un día mi padre me dijo que había un deporte que juntaba las tres disciplinas y ese año, en 1993, conocí a César Varela. No había piscina en invierno para entrenar en el pueblo, ni pista de atletismo y me fui a Santiago a vivir con él cuando tenía 14 años recién cumplidos, compartiendo piso y formándome como triatleta. Él me enseño a cuidarme, a comer bien, en el gimnasio, a controlar el ritmo de entrenamiento… Vivir con él ha sido de las mejores cosas que me han pasado porque tuve la posibilidad de salir hacia adelante. —Varela tuvo buen ojo… —No hay chicos tan completos y en aquella época encontrar un chico con las tres disciplinas y una buena técnica en las tres era complicado. Yo hacía todo lo que podía, corría en pista, obstáculos, nadaba los 200 mariposa, estilos, 1.500 crol, en bicicleta corría en ciclocross, mountain bike, carretera… Hacía hasta ajedrez. Eso te va formando como deportista más completo, porque tienes más recursos. Me estaba haciendo triatleta sin saberlo. Raña con José Luis Torrado,uno de los artífices de sus éxitos —¿Qué dificultades ha encontrado? —Ahora mismo lo veo y me digo, lo mío ha sido una aventura y ha salido fenomenal. A nivel de material igual sí que echaba en falta algo o más apoyo en los estudios en el instituto. En primero de BUP suspendí gimnasia… El deporte no era algo que estaba bien visto donde estaba yo, no era muy apoyado, y más el triatlón. Eras un poco 'especialillo'. Eché en falta ayuda pero luego me di cuenta que para mí, todo eso, fue una enseñanza, y me ayudó a saber lo que quería. No tener recursos te hace plantear si lo que quieres, lo quieres de verdad. En mi caso me hizo tenerlo claro e ir a por ello. —¿Ya le ha pedido disculpas la profesora de gimnasia por suspenderle? —En aquel momento lo veía como algo negativo pero con el paso de los años lo ves como una experiencia. Ahora aconsejaría a los chicos que apuesten por sus sueños pero a mí, en aquel momento, me hizo plantearme si lo quería de verdad. Al final tuve claro que sí y con 14 años entrenaba como un profesional. Viajábamos por toda España en un 127 y dormíamos en tiendas de campaña. Lo veíamos como una aventura. —La llegada al éxito no ha sido fácil… —En la tele o en las redes sociales ves una parte de la historia, que es cuando ganas o cuando subes arriba. Los momentos malos no los sueles poner. No ves la historia completa, solo el resultado. Si tiras hacia atrás y ves cómo se ha empezado no tiene nada que ver con el glamour o las palmaditas. Hoy en día coges el móvil, compras los billetes de avión y te vas a cualquier parte del mundo, pero en aquel momento, solo salir del pueblo y poder correr con gente de toda España era una experiencia brutal. —¿Qué consejo le daría a esos niños que ahora tienen el móvil en las manos? —Hay que estar con uno mismo, plantearte lo que realmente te gusta, lo que quieres sentir, lo que te emociona de verdad e ir detrás de ello. Cuando haces eso lo acabas consiguiendo tarde o temprano. A los chicos de hoy en día les aconsejo que se planteen de vez en cuando estar tranquilos, en soledad, y que piensen qué es lo que les gusta de verdad y que trabajen para ello. Eso no lo consigues con un móvil con mucha información en la mano. Es bueno apartarte del ruido y focalizarte en lo que quieres hacer. —Usted es el primer referente del triatlón en España… —Fue un papel que me tocó asumir en su momento. Ahora hay muchos que están a un alto nivel, más allá de Goméz Noya o Mola. Viene una nueva generación. Parece que cuando das primero tiene más impacto y en ese momento cuando gané el Mundial, el triatlón tuvo más notoriedad. —¿Usted es consciente de lo que ha conseguido? ¿Habría existido Gómez Noya o Mario Mola? —Cada uno tiene su historia y ellos estarían pero no sé a qué nivel. Yo creo que seguirían ganado carreras porque son buenos y tienen talento para hacerlo. No sé si llegaría más tarde el boom del triatlón. Yo recuerdo dar entrevistas en las que tenía que explicar que había que nadar, correr y bici seguido… Hoy en día eso es impensable. —¿El triatlón es una disciplina de talento o de esfuerzo? —Es tener ganas de entrenar. Tiene que salir de dentro. Cuando te llena es cuando salen los resultados. Yo a veces abría la puerta de la habitación al irme a dormir para ver la bicicleta y me acostaba pensando en la posición o la estrategia que iba a adoptar. —O sea que su éxito se basa en la pasión… —Sí. Ya no la hablo de cualidades. Entrenar mañana y tarde, levantarse en ayunas para ir a correr o las seis de la mañana para ir a la piscina… Ese trabajo que haces no te lo mantiene el talento, te lo mantiene la ilusión por algo que te apasiona. Hay chavales que quieren hacer lo que les reporte más compensación económica y luego están toda su vida frustrados, aunque ganen mucho dinero no están completos por dentro. —Pero estamos en una sociedad resultadista… —Yo he podido ser profesional porque fui quinto en los Juegos de Sidney y campeón del mundo. Sin esos resultados el triatlón no se hubiera conocido en España y yo no hubiera sido profesional porque no te daba con 500 euros por ganar una carrera. Llegó porque gané carreras pero a mí, lo que me hizo ganar carreras no fue la necesidad de tener capacidad económica sino la pasión, la ilusión y la emoción que me generaba entrenar cada día. A los niños les llega la información de que ganar es bueno y quedar el 40 es malo y habría que educarles eliminando la palabra malo porque te condiciona de por vida. Cuando hice el puesto 23 en Atenas, en los JJ.OO. fue el único día que casi lloro. Pero luego pensé que tenía que cambiar esa creencia. Luego ya empecé a disfrutar el resultado que viniese pero por otro lado te piden ganar. —¿Disfruta más como amateur? —Yo este año he disfrutado como un enano. No se me han exigido resultados y he disfrutado mucho. Ya no tengo que ir a ganar, no tengo presión. Noticias Relacionadas estandar Si Polideportivo El difuso alcance de la 'ley trans' en el deporte L. Marta —¿Y nota que es el rival a batir? —Ya no compito al límite, simplemente compito. Si que hay algunos que te pasan y te vacilan y te dicen que hubieran ganado un mundial (risas). —¿Cómo vivió el confinamiento? —Fue agobiante las primeras semanas, el objetivo era mantener la forma física pero cuando pasan las semanas te vas relajando. En el momento en que nos dejaron salir a la calle fue como cuando un niño oye que suena la campana del colegio. —¿Y qué le pidió el cuerpo, nadar, correr o ir en bici? —Me pidió salir en bici e irme lejos, hacer kilómetros y recuero que me costó enfocar en las curvas. Pierdes habilidades… pero lo recuperas rápido.
