Con el placer de hablar cotidianamente me contó que “Desde pequeño mi padre hincha de Platense, me llevó a ver a Tigre contra River y ahí quedé impactado por la gente del matador, jugué en inferiores. Concurrí mucho a la pileta en la sede frente a la estación de Tigre. Seguí la campaña de la tercera y reserva por un vecino, Carlos Ficcicha”.
“Tigre me posibilitó conocer muchas canchas del ascenso durante más de 50 años. Me crie en el barrio de Los Troncos del Talar y luego fui trasladándome distintas ciudades, Olivos, Mar del Plata, San Isidro, Pacheco, Del Viso, Exaltación de la Cruz (Capilla del señor) y ahora desde mayo en el barrio Los Boliches de Fuengirola; Málaga.”
“Acá me deben conocer como ese tipo que de madrugada grita y gesticula desde un balcón con una bandera azul y roja; desde hace 51 años que Tigre forma parte de mi vida, con alegrías, tristezas, frustraciones, broncas, felicidad o todo junto. Nunca, pero nunca insulte a un técnico o jugador del Matador, pero si realizo y críticas como apasionado del matador. Me atrapa el futbol y trato de ver todo hasta inferiores. Tuve la oportunidad de conocer e invitar a una cena que duró varias horas con el Chimi Blengio (vecino con su escuela); un gran tipo. También de viajar en el colectivo 15 cuando iba a entrenar con Luis Ardente o el pato (si no tenía su auto)”.
“Creo que Tigre tiene una gran oportunidad de crecer, las nuevas generaciones deben seguir presionando para que cada año crecer más y más en lo futbolístico, en la infraestructura y en lo social. Yo estaré alentando desde donde me encuentre”.
Con Gustavo inicio una serie de charlas para unir y dar a conocer a todos los Matadores que nos siguen por el mundo y que, aún en la distancia, mantienen el sentido de pertenencia.
