El tenis vuela tan veloz, tan desbocado en el ocaso del trío que formaban Federer, Nadal y Djokovic, que el pronóstico que hizo durante el verano Carlos Alcaraz (19 años) se ha quedado viejo. «Creo que Sinner, Zverev y yo podemos formar un nuevo Big Three (los tres grandes)», opinó el número uno del mundo. En la escalada hacia la cima ya se han incorporado nuevos nombres, Holger Rune (19 años), Felix Auger-Aliassime (22) o Casper Ruud (23). Apellidos adolescentes que se meriendan a una generación -Zverev (25), Tsitsipas (24) o Medvedev (26)- que esperaba la caída de los gigantes para ocupar su poltrona. Después de remontar a Djokovic en la final del torneo de París, el danés Rune ha asociado el resumen de su victoria -«es una sensación de locos»- con las fotografías que se hizo hace unos años: un imberbe zagal rubio posa con una sonrisa ingenua junto a Djokovic, su ídolo, y Rafa Nadal, su referencia. En realidad puede haber un catálogo de imágenes de los nuevos dominadores que han irrumpido como búfalos al lado de Roger Federer (41 años), Rafa Nadal (36) o Novak Djokovic (35). La generación de los treintañeros tardíos y cuarentones que lo ganaron todo casi sin réplica ( 63 torneos del Gran Slam entre los tres) salta hacia los adolescentes de acné en el rostro, sin paso intermedio por el siguiente escalón. Noticias Relacionadas estandar Si TENIS A por el número 1 en territorio hostil Laura Marta estandar Si Tenis La EPO llega a la cima del tenis: La exnúmero uno Simona Halep, positivo Laura Marta Nadal aún es número dos del mundo en una temporada magnífica (Roland Garros y el Abierto de Australia, más Acapulco y Melbourne) y Djokovic ha caído al puesto ocho más por su postura antivacunas Covid que por baja forma (ganó Wimbledon, Roma, Tel Aviv y Nur-Sultan). El tenis moderno, que ha perdido la sutileza de la muñeca glacial de Federer o McEnroe en favor de los cañoneros que la rompen, también impone una tendencia. Los adolescentes de cualquier época aterrizan con una pujanza inusitada. También sucedió con Zverev, quien s e adjudicó la Copa de Maestros con 21 años (igual que Tsitsipas), llegó a la final del US Open hace dos años y, en un colofón potente, se adjudicó el oro en los Juegos de Tokio. Al germano, que cambió a su padre por Sergi Bruguera como entrenador, le ha arrollado el tranvía de las lesiones. Herido en la semifinal de Roland Garros, tres ligamentos rotos en el tobillo, no tiene fecha para volver. Llegar y mantenerse a salvo del desgaste que implica la competición es una premisa que cuesta cumplir. Lo ha comprobado en su cuerpo Carlos Alcaraz, rutilante en el curso de su explosión (US Open, Madrid, Barcelona, Miami y Río de Janeiro), pero lesionado a última hora. Seis semanas de baja por un desgarro abdominal que lo tacha de la Copa Davis. Una señal que ya conocen Nadal y todos los aficionados españoles que han cicatrizado cada una de sus lesiones en la esperanza de una recuperación estable que nunca llega. Ya lo dijo su tío Toni, «Rafael es una persona lesionada que juega al tenis». En la nueva camada brilla la luz de Rune, quien se cargó en París a cuatro jugadores del top 10 del ranking mundial para anotarse su primer gran trofeo. El danés es joven y expeditivo. Se pudo comprobar en el último Roland Garros, cuando, a gritos, echó de la grada a su madre por la presunta insistencia de esta en algunas indicaciones. Rune ha saltado del puesto 18 al 10 en la ATP. A Jannik Sinner le gusta la paciencia que su padre, cocinero en un restaurante en la frontera de Italia con Austria, emplea entre los fogones. Él ayudaba a la limpieza de la casa rural que regenta su familia en las montañas y dice no apurarse por nada. «Con 21 años te gusta tener todo, pero habrá tiempo». Las lesiones también han frenado al italiano: cuatro torneos el año pasado, y uno en este. Otro pupilo de Toni Nadal, Felix Auger-Aliassime, es uno de los tenistas más en forma en el final de curso (16 victorias seguidas antes de caer en París). Ha logrado cuatro torneos (Basilea, Amberes, Florencia y Rotterdam) en la relación a distancia que mantiene en francés con el tío de Nadal. «Toni recalca la importancia de la disciplina y el aspecto mental», dijo en Rotterdam.