La triste noticia ya es oficial, el 2022 acaba de superar a 2017, el fatídico año en el que se batió el número de asesinatos contra la libertad de prensa en la nación hermana. Ernesto Méndez caía abatido en un tiroteo en un bar de San Luis de la Paz, en el estado mexicano de Guanajuato, en el que morían también violentamente otras tres personas y dejaba dos heridos de gravedad. Un grupo armado se adentró en el lugar y abrió fuego indiscriminadamente. Otra vez la libertad de prensa y la verdad con la que se puede informar a la población mexicana se ve acallada de forma violenta. El ejército llegó al lugar de los hechos, pero no pudo hacer nada por salvar la vida del director de Tu Voz. Un periodista más que cae en un México afectado por una cifra inédita en contra de los comunicadores que instaura a la nación hermana como la más mortífera en el mundo, sólo superada por Ucrania (país en guerra). Sólo hay que echar la vista hasta el 29 de junio para rememorar el último asesinato del periodista Antonio de la Cruz en Ciudad Victoria (Tamaulipas). Una creciente inseguridad que afecta a todos como demuestra la muerte de su hija , a la que acompañaba De la Cruz al trabajo, y que fue alcanzada por una bala en la cabeza, muriendo tras varios días de agonía. En la misma jornada, una periodista fue apuñalada por un motociclista en Puerto Vallarta por denunciar irregularidades inmobiliarias pese a que las autoridades achararon el asalto a un simple robo. Salvó su vida gracias a que un equipo de cirujanos esperaba para intervenirla de urgencia. La creciente inseguridad no es más que el fiel reflejo del 98 % de impunidad que registra este tipo de crímenes a pesar de que en muchas ocasiones se les asigna un seguimiento extra a los afectados. Y es que el Mecanismo de Protección al que se puede acoger los informadores amenazados es a todas luces insuficiente para detener estos atentados que merman el sistema democrático. La presión es tal que hace menos de veinte días, el periodista Rodolfo Montes se vio obligado a suplicar protección a López Obrador en mitad de la Mañanera, el discurso presidencial diario. Con voz entrecortada y lágrimas en los ojos, pronunciaba estas palabras demostrando su consternación: «Siento que me van a matar en cualquier momento». Reclamó escoltas para garantizar su seguridad y se vio obligado a enviar a su hija al extranjero ante el inminente peligro. Un caso que recuerda al de Lourdes Maldonado que también transmitió al presidente en directo que temía por su vida y que acabó siendo tiroteada el 23 de enero de este año a la salida de su domicilio en Tijuana.
