Feudo de la república española durante el franquismo (1939-1975), Toulouse sigue siendo una de las ciudades francesas más hispanas, con múltiples festivales y una importante comunidad conectada con América Latina.
Cinelatino, uno de los principales festivales de cine latinoamericano en Europa, figura dentro de la lista de eventos culturales latinoamericanos en Toulouse, comuna de cerca de 472.000 habitantes del suroeste de Francia.
A este festival se suman eventos culturales como Locombia, Latino Graff, Latino Docs o Rio Loco, ya que en la ciudad natal del rey del tango, Carlos Gardel, hay bailes casi diarios de esta popular danza.
Detrás de cada uno de estos encuentros se encuentra un "tejido asociativo latino o latinófilo muy importante", señala Jean Marc Laforêt, vicepresidente de la Casa de América Latina en París.
Este exembajador de Francia en Colombia y Venezuela destaca también la "red de restaurantes y tiendas de comestibles" y la "fuerte influencia del español" en Toulouse, donde la lengua de Cervantes está más extendida que en otras ciudades francesas.
"Un latino que llega a Toulouse puede encontrarse fácilmente con otros latinos", resume Christian Valenzuela, un mexicano de 33 años que tiene La Taquería, un pequeño restaurante popular de tacos.
"Los flujos migratorios, económicos o políticos, funcionan por redes. Conoces a alguien y sabes que te dará una mano. Toulouse es conocida en el extranjero como una ciudad acogedora donde hay hispanos", explica a la AFP François Godicheau, profesor de historia contemporánea en la Universidad Jean Jaurès.
Así, a los exiliados republicanos españoles se unieron a los latinoamericanos que huyeron, 35 años más tarde, de otros regímenes autoritarios.
Pero la comunidad hispanohablante se amplió mucho más allá de este núcleo militante. Christian Valenzuela llegó hace siete años junto a su novia francesa, a la que conoció en México.
"Al principio, pensaba quedarme dos años y luego volver", cuenta este diseñador de profesión. Pero le gustó la gente, y el "buen clima para alguien que viene de un país cálido", explica.
Al otro lado del río Garona, en el restaurante Rincón Chileno, el compromiso político es omnipresente.
En las paredes hay fotos de huéspedes emblemáticos como el activista ecologista francés y antiguo diputado europeo José Bové, de dirigentes de izquierda españoles o latinoamericanos, pero también de activistas del barrio.
Los propietarios, Victoria Flores y Héctor Aracena, ambos de 70 años, llegaron a Toulouse hace más de cuarenta. "En aquella época no había muchos latinoamericanos. Españoles sí, por los republicanos", recuerda Héctor.
"A veces íbamos a la frontera solo para oír hablar español. Ahora basta con ir al supermercado", añade.
Este vínculo entre exiliados españoles e hispanoamericanos es particularmente visible en el centro histórico de la ciudad.
La antigua sede del Partido Socialista español, que se convirtió en la cinemateca de Toulouse, acoge hoy Cinelatino, festival comprometido, del que una de las fundadoras, Esther Saint Dizier, es hija de refugiados españoles.
Refugiados cuyo rastro está lejos de ser borrado, subraya el investigador Bruno Vargas. Hasta el final del franquismo, Toulouse, también conocida como la Ciudad Rosa "es la capital del exilio español", recuerda este especialista de la historia política española.
"Grandes figuras del exilio, como 'la Pasionaria' (Dolores Ibarruri), pasaron por Toulouse", destaca.
Numerosas exposiciones, entre ellas "Picasso y el éxodo" en 2019, lo recuerdan regularmente.
Otra expresión reciente de esta herencia son las banderas republicanas españolas que ondearon en el mitin del candidato de la izquierda radical a la presidencia, Jean Luc Mélenchon, el 3 de abril en la plaza del Capitolio, en el centro de la ciudad.
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